jueves, 16 de mayo de 2013

Día noventa y seis. Profamilia y la discusión necesaria

La educación sexual en República Dominicana, como otras cosas necesarias, es casi nula en las escuelas y hogares.

Una responsabilidad del Estado que el Estado no ha asumido nunca. En parte, me arriesgo a afirmar, por presiones de una Iglesia Católica que ahora pretende castigar la única campaña de educación sexual que ha causado impacto en el país: la de Profamilia.

Y no, no es que no quiera que la Iglesia Católica diga lo que piense al respecto. Pero creo no es la más indicada para impedir que una organización como Profamilia haga este tipo de campañas.

La Iglesia tiende a tapar el sol con un dedo. Seguir ignorando que nuestros adolescentes tienen relaciones sexuales, la mayoría de ellos sin protección, sin educación sobre métodos para evitar embarazos y enfermedades. Motivar la irresponsabilidad.

Lo quiere la Iglesia que oculta y defiende pederastas dentro de sus filas, que no tiene misericordia con los niños y niñas abusados y prefiere, siempre prefiere, dar "la mano de Cristo" a los sacerdotes "caídos en desgracia". Lo quiere la Iglesia que en los centros de educación que dirige suspende la matricula de las alumnas que salen embarazadas. Lo quieren la Iglesia que no ha hecho nada sobre el caso de niños violados en una guardería a su cuidado en Higüey y cuyo expediente desapareció. Lo quiere la Iglesia que ha dejado a hijos sin padres, sacerdotes que han procreado niños a los que no reconoce ni ayuda a criar

Esa Iglesia quiere que Profamilia no hable de educación sexual.

Y sí, puedo detenerme un momento en sus argumentos. Dice que "se usan niños en la campaña". En general, la publicidad usa niños. En el caso de la campaña de Profamilia los niños son puestos en situaciones cotidianas, reales. Que un niño de siete o ocho años pregunte a su madre si "tú y papi lo hacen" no creo que sea algo irreal ni vejatorio. Que una madre encuentre un condón en la mochila de su hija adolescente tampoco es irreal. Que una niña sea violada por su padre, su tío, su padrastro tampoco es, lamentablemente, irreal. Que en una maternidad exista una unidad especializada para atender embarazos de niñas desde los 10 y 11 años no es irreal.

Dicen que motiva el aborto. Una niña de 11 años violada y embarazada parece no tener importancia para la Iglesia. Es mejor que alumbre ese bebé, si puede, de acuerdo con la Iglesia. Esa niña no tiene derecho a saber que las "maneras raras" de su padrastro no son buenas. Es mejor callar, según la Iglesia. Es mejor que la niña no sepa cuando un hombre tiene actitudes violatorias a su cuerpo. Es mejor que tenga posibilidades de morir para parir un hijo que es su hermano, o su sobrino...a la vez de su hijo.

Aplaudo a Profamilia por tomar la voz cantante ante esta realidad que el Estado ha descuidado. La felicito por propiciar el debate del tema, por ponerlo en el pensamiento de los padres, de los maestros, de los responsables de hogar. Saber que una educación sexual oportuna evita lo que la Iglesia cree que Profamilia fomenta.

Mi única crítica a la campaña es que quizás haga falta también señalar que mientras más tarde inicies tu vida sexual, mejor será. Solo eso. Porque el sexo, la vida sexual, no se limita al coito.

La Iglesia, pienso, debería quitar el dedo del sol y mirarse. Quizás así se de cuenta de cuantos derechos le son violados a muchos niños y niñas dentro de su feligresía.