domingo, 5 de septiembre de 2021

Perdida de aquí

Dicen que hace mucho los blogs no están de moda. 

Yo sigo escribiendo en blogs, aunque cada vez menos.

Estoy, quizás, medio atrasada. La verdad es que estoy más enfocada en otras redes sociales para hacer lo que me gusta hacer: narrar, escribir, ser periodista. Pero me resisto a eliminar estos espacios. Quizás sea un mal/buena atadura, o simplemente es nada. O, un lugar donde siempre volver para escribir largo, aunque nadie me lea.

Desde la última publicación de este blog pasaron algunas cosas...

Empecé a escribir sobre la pandemia en algo que llamé El diario del Decamerón. El intento duró poco, pero es escribió bueno. 

Aun sigo escribiendo un poemario.

Tuve cáncer. Uno raro, dicen que de baja peligrosidad, pero cáncer al fin. En un mes sabré si ya se ha ido totalmente. 

Me vacuné con dosis chinas. Pienso si ponerme un refuerzo o no.

Me dedico al periodismo en Twitter y en Instagram, más que en cualquier otro sitio. Ando buscando como hacer lo que me gusta, de una manera que quizás pueda darme para comprar un café. 

Aquí les dejo los enlaces de esos espacios.

Twitter: @ArgenidaRomero

             @laurdimbrerd

Instagram: argenidaromeroperiodista



jueves, 30 de abril de 2020

El ombligo

Todos quieren contar lo que sienten, ven y son durante la pandamia. Todos quieren dar una opinión, reflexionar sobre ella, señalar lo que está bien, lo que pone en evidencia, lo que está mal, lo que no se pone en evidencia.

Todos, con la necesidad de contarnos y contar.

Hace unos pocos años atrás empecé a leer El Decamerón, de Boccaccio, esos relatos que dicen fueron escritos durante la Peste Negra en Florencia, Italia, Aunque para ser menos románticos es necesario decir que esa peste fue la inspiración para los relatos, publicados años después de esa pandemia del pasado. Leí las primeras páginas y me detuve. Guarde el libro y no le he vuelto a hojear.

Photo by Nathan Dumlao on Unsplash
Soy periodista en una pandemia, fui reportera. Quisiera ahora ser reportera, pero digamos que las exigencias de mi trabajo formal no me dejan ser lo que quiero. Edito textos de otros, sufro con los textos de otros, me aburro con los textos de otros. Y esos textos de otros los recorto, recompongo, corrijo... que es un manera muy técnica para decir que los limo, a veces con aspereza y con poca motivación, para que quepan en el cuadro diagramado dentro de un programa de edición que simula lo que será la hoja impresa de un periódico.

Los "dijo", "aclaró", "expuso", "señaló", "indicó"... el declaracionismo que agota y se agota. Las notas de prensa, el apuro del click y la no verificación que inunda y que me llega a trozos, como un rompecabezas que debo armar, y que a veces armo y otras veces simplemente hago que encaje aunque las piezas las deje tan mal cuadradas como me llegaron.

El periodismo como un ombligo.

A veces, de manera luminosa, como pesadilla de la que te despiertas y respiras agitada y aliviada, te llega un texto que te emociona, que se sale del ombligo y camina por los contornos de las caderas, por le monte de Venus, por la entrepierna, por el abdomen, los senos y hasta son capaces de llegar a la boca. ¡Pero que escasos esos textos! ¡Qué periodismo tan aburrido tiene esta pandemia!

Y aquellos que cuentan los días de la cuarentena en las redes no tienen gracia. Hablan de fregados interminables, de hijos adorablemente molestos, de parejas como ornamentos de un decorado, de Tick Tock o transmisiones en vivo. Una bola de sucio que rueda por el piso y se hace cada vez más y más grande... y que termina también metida entre los textos que limo, en las webs noticiosas que leo. El viral como una bola de polvo, pelos y mugre que crece y crece.

Quizás sea momento de buscar El Decamerón en el librero.

lunes, 6 de abril de 2020

El ensayo del concurso

Ayer se cumplió un año de que ganara el concurso que convocó el Tribunal Constitucional de República Dominicana, en el que participé con un ensayo.

Por meses esperé que lo publicaran en su página o en algunas de sus publicaciones. Es probable que esté publicado y no me haya enterado, pero como quiera, y por si acaso, lo quiero compartir hoy por este casi abandonado blog, al que pienso darle un poco de calorcito en estos próximo meses.

Algunas actualizaciones es que ya no estoy como artículista en Piénsalo (un corto trabajo que me dejó muchas satisfacciones, pero que se quedó en muchos proyectos que no se pudieron realizar).

Aquí el ensayo.


Vulneración de Derechos de La Niñez Ante La Falta de Guía de Ética Periodística en Los Medios de Comunicaci... by Argénida Romero on Scribd

jueves, 31 de octubre de 2019

Alianza y discurso: PRM y Leonel Fernández

Leonel Fernández (centro), a la derecha el entonces presidente Joaquín
Balaguer y a la izquierda el expresidente y líder del PLD, Juan Bosch.
Día de la firma del Pacto Patriótico, 30 de junio de 1996.
Es criticable desde varios puntos de vista que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) se alíe a Leonel Fernández y a los expeledeístas para lograr alcanzar mayores cuotas de poder en el Estado, y lograr la Presidencia. Pero, de manera táctica, es conveniente, aunque tendrá sus consecuencias.

¿Por qué es conveniente una alianza entre el PRM y el expresidente Fernández? Un asunto de suma simple: opositores contra nuevos opositores, que de paso tienen experiencia sumada en conseguir el poder y que parecen tener "cuentas por cobrar" de sus antiguos colegas.

Por otro lado, se podrá sumar, con la estrategia adecuada, la mayoría del voto disidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Aunque ante los seguidores del PRM habrá que plantear un discurso que les convenza a sumarse a quien hace poco fue un contrario, al menos para aquellos más puristas.

Obviamente, esta alianza chirrea por todos lados por un punto importante: la lucha anticorrupción. El discurso anticorrupción, uno que entiendo necesario, fue usado también como estrategia de la oposición del PRM y otros grupos políticos y dirigidos al PLD en donde estaba Leonel Fernández.

¿Una alianza con Leonel Fernández y sus seguidores expeledeístas chocan con el discurso anticorrupción? Sí. Es elocuente. Sin embargo, ahora es un tema de prioridad política: desplazar al gobierno de Danilo Medina tiene mayores posibilidades con esta alianza.

Además, esta contradicción no es nueva. ¿Quiénes recuerdan el álbum de la corrupción del PLD? Antes, quienes usaron la estrategia del discurso anticorrupción fueron los peledeístas, línea que abandonaron cuando... pactaron con el Partido Reformista Social Cristiano.

El escenario de 1996 le daba la Presidencia al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) - de los cuales los principales dirigentes de ese entonces, y que siguen vivos, son parte ahora del PRM- si ese pacto no hubiese existido. Los peledeístas priorizaron: voltearon la cara ante la contradicción evidente entre un discurso y una alianza, dando paso a su llegada al poder.

Una alianza PRM-Fernández no gustará a muchos, pero de que es conveniente, lo es. El discurso anticorrupción quedará nuevamente relegado, y peor aun, visto nuevamente como estrategia desechable. Algo podría considerarse: enfrentar la corrupción no está en manos de los políticos.

La consecuencia principal es esa: el tema anticorrupción queda deslegitimado en el discurso político partidario. Queda, entonces, atender a lo que algunos señalan: es la sociedad no partidaria que debería asumir estrategias contra la corrupción. ¿Cómo? Es la tarea.

P.D. Por cierto, agregar que el famoso Álbum de la Corrupción del PLD fue publicado en el periódico del partido morado, la Vanguardia del Pueblo, contra el gobierno de Antonio Guzmán (PRD... hoy PRM) en noviembre de 1981.

domingo, 14 de abril de 2019

Jack Veneno

Les tengo una noticia, querida clase media tradicional, la cultura no solo es el jazz, las bachatas de Juan Luis Guerra (antes de ser evangélico), el teatro, la sinfónica, los grupos de rock de dentro y fuera de República Dominicana, el MTV antes de los reality shows, la literatura de los nobeles...

La cultura también es Marino Pérez y Anthony Santos, al regueton, el dembow, la literatura de Juan Sánchez Lamouth y Norberto James, el merengue de calle... y sí, también la lucha libre de Jack Veneno.

Querida clase media tradicional, la cultura no se circunscribe a la burbuja de sus gustos, a su subjetivo "buen gusto", a su superioridad moral que le indica que Jack Veneno no significa nada relevante.

Querida clase media tradicional, ese pueblo que tanto ustedes dicen defender cuando se apuntan como candidatos a diputados, senadores, alcaldes o presidentes en partidos minoritarios, creció viendo la lucha libre de Jack Veneno, su brazo de poder, su enfrentamiento con Relámpago Hernández. Creció con el imaginario de que el hijo de doña Tatica era un gladiador, que sus heridas eran reales y que representaba de alguna manera su manera de ir por la vida, luchando ante todo para poder comer, para poder estudiar, para poder vivir.

Querida clase media tradicional, no tiene que gustarle Jack Veneno, pero tampoco pueden imponer sus gustos de burbujas desde su mirada sobre el hombro.

Querida clase media tradicional, ojalá nadie necesitara estatuas ni bustos (desde mi punto de vista no deberían existir las estatuas y los bustos), pero como vivimos en una sociedad de estatuas y bustos, literales y metafóricos, no se sienta ofendido por una estatua de Jack Veneno en el parque Eugenio María de Hostos, construido en principio por un dictador para honrar a su hijo y donde se quemaron los cadáveres del ciclón San Zenón. ¿Quiere honrar a Eugenio María de Hostos? Lea sobre sus pensamientos y criterios educativos e investigue como se le ha echado tierra a esas propuestas educativas. De paso, vaya al Panteón Nacional, ahí están sus restos.

Querida clase media tradicional, muchos de ustedes también viven de fondos públicos, a través de sus fundaciones, de sus enllaves, de sus puestos en el Estado, en donde tienen que convivir con muchos de los que crecimos viendo a Jack Veneno y cuya imagen y vida es un testimonio de nuestras luces y sombras.

Querida clase media tradicional, si no quieren la estatua de Jack Veneno, empiecen primero a destruir todas las demás estatuas.

Querida clase media tradicional, café.