martes, 26 de noviembre de 2013

Día noventa y nueve. Historia de un plagio

Luego de tres días de llamadas y confirmación de datos tenía la historia lista. No era un reportaje, ni un asunto de profundidad, pero si una información que quería elaborar bien, de manera correcta. Dos días después logré un espacio adecuado en la edición impresa del medio donde trabajo para que saliera publicada. Ese mismo día, o sea, ayer, la historia salió primero publicada en el digital. Para la edición impresa recorte la historia por falta de espacio.

Hoy, 9 y  media de la mañana. Leo que la historia ha sido publicada también en otro medio. En primera instancia me alegré, pues es una situación que merece ser publicada por todas las vías posibles para que pueda ser solucionada, apoyada en su solución. Mi sorpresa: el lead (entrada) de esa noticia es idéntico al mío. Sigo leyendo la nota publicada en el Nuevo Diario. Es el mismo texto restando una cita textual y una coma más o una coma menos.

Al final del texto copiado había una firma. Anabel Rosario.

Me había plageado.

Recurrí a las redes sociales. Los que compararon los dos artículos repararon en lo mismo.

Llame a la redacción del periódico Nuevo Diario. Me dicen de entrada que no tienen conocimiento como fue hecha la publicación, pues fue en la noche. La historia original, firmada por mí, fue publicada en el digital de Diario Libre a las 5:19 de la tarde del 25 de noviembre. Ellos me confirman que su publicación fue hecha a las 9:17 de la noche. Se limitan a darme el número del celular del su directora.

La nota siguió en línea.

Hablé con la señora Cossette Bonelly cerca del mediodía. Me pidió disculpas y entendió mi reclamó. Me aseguró que la chica que firmó la nota plagiada es una pasante. No es una justificación válida, pues desde la ética, desde el respeto al trabajo y hasta en la exigencia laboral de un medio para con sus periodistas eso no debería ser ni siquiera una excusa.

La nota fue eliminada luego de la llamada con la señora Bonelly.

Los medios, desde que inició la era digital, han hecho "refritos". Es, lamentablemente, una normalidad en República Dominicana. Toman una nota, le dan la vuelta, la reelaboran y la publican. A veces traducen artículos de medios internacionales y lo republican. Nunca lo firman. Sin embargo, está el copy paste descarado, como pasó con mi artículo. Un copia casi literal y que, para rematar, la firma la persona que la plagia.

Cosas veredes.

Aun la nota plagiada aparece en la página de Facebook del Nuevo Diario. El link ya no funciona.