martes, 24 de julio de 2012

Día ochenta y cinco. La insoportable levedad de la vida II


Supuestamente Esperanza, la joven de 16 años con leucemia y embarazada de 9 semanas, está recibiendo tratamiento. Lo digo a supuesto porque a pesar de que habían dicho que sí, me llegaron informaciones de que aun no lo estaba recibiendo. Este tratamiento ha sido postergado una semana por un artículo constitucional cuyas consecuencias se viven ahora, fuera de la idea ideal y cerrada de un grupo de personas con poder para querer imponernos su moral absoluta.

Y en este caso que se ha hecho público, a fuerza de las redes sociales en primer lugar, se pueden sacar muchas lecciones y, algo que personalmente me satisface, saber que tenemos fuerza para exigir el derecho que se nos ha arrebatado a las mujeres: la libertad de decidir cuando nuestra vida está en peligro.

Por un lado, es triste saber que muchas personas pueden justificar acciones contra la vida de otra sin ni siquiera molestarse en averiguar sobre que se trata el caso, sin informarse, sin tratar de ver la situación más allá de sus narices, solo por una convicción moral individual y, en ocasiones, prejuiciada y acusatoria. Crueldad. Lo peor, escuchar gente justificando desde el "cuento de oídas".

También me detengo en el papel de los medios. La denuncia del caso de negación de tratamiento salió a la luz gracias a la doctora Lilliam Fondeur en su columna del periódico El Nacional, artículo que fue replicado primero en las redes sociales. Los medios tardaron dos días en tocar el tema, sobre todo luego de que Noticias SIN logrará burlar la seguridad del centro de salud SEMMA con cámaras escondidas. Que vale la pena señalar aquí, que el centro puso seguridad en la puerta de la habitación de la adolescente y a varios periodistas se les negó reiteradamente que esa joven estuviese ingresada en el centro. Eso, sin contar, que la madre fue amenazada con no darle el tratamiento a su hija si hablaba con la prensa.

Muchos medios parecieron darse cuenta de la situación luego de la declaración del Ministro de Salud, Bautista Rojas Gómez, quien dijo que el tratamiento debía darse. Para pensar.

Tomando las notas y cobertura de SIN, quien mayor cobertura le ha dado a la discusión, vi hoy en el programa El Despertador los comentarios de dos miembros del famoso Consejo de Bioetica. Resulta que ellos ni siquiera estaban llamados a conocer el caso, ni lo tenían contemplado en su agenda, a pesar de que se había informado lo contrario cuando el caso se dio a conocer. Uno de ellos, José Placido Montero, apuntó varias cosas: 1) la casi imposibilidad de que el feto sea viable con o sin tratamiento; 2) la disyuntiva en que coloca a los médicos el articulo 37 de la Constitución, señalando que de no existir este caso hubiese sido resuelto entre los médicos del centro y los familiares de la adolescente y que hubiese sido sin mucha discusión la interrupción del embarazo; 3) el "limbo" en que el artículo 37 deja estos casos, haciendo que un ministro se atribuya funciones que aseguro no le corresponden y viole la Constitución; y 4) la importancia de la preservar la vida de la joven.

Otro miembro de este Consejo, identificado como doctor Montalvo y secretario de este organismo, dijo otra cosa más importante: el derecho individual del paciente de decidir que quiere hacer. Algo que olvido mucha gente y que su tutora dejo claro, muy claro, sobre lo que entendía lo mejor para su única hija: "Mi hija primero, por Dios, mi hija primero.  Yo sé que eso del aborto en la Constitución no se puede, lo sé porque yo soy cristiana y creo en Dios.  Pero es mi hija.  Lo único que tengo es mi hija, eso es lo único, toda mi vida ha sido mi hija. ¡Siento que mi hija primero!”

Llegando a este punto no puedo más que apoyar lo dicho por el doctor Placido Montero: ese artículo debe ser discutido y modificado.

jueves, 19 de julio de 2012

Día ochenta y cuatro. La insoportable levedad de la vida

Imagen tomada de Revista Criterio
Cuando se discutía el hoy artículo 37 de la Constitución de la República, después de consultas populares, se levantaron voces. Pero más pudo la doble moral, la fuerzas de los dogmas y la falta de sentido de derecho de nuestros legisladores. Condenaron a las mujeres a ser presas del machismo dogmático, nos amarraron el vientre a sus intereses: el respeto a la vida desde la concepción.

Resulta que los defensores de ese adefesio, jubilosos, ondeaban sus banderas de triunfadores. El mundo de la maternidad idílica se hacia realidad, según ellos. Pero resulta que no es ideal, y que las realidad no es un cuento de hadas.

Hoy la doctora Lilliam Fondeur dio a conocer un caso, que de seguro no es el único ni lo será, que pone en evidencia lo víctimas que somos de un sistema que ve a la mujer como objeto de su maternidad y no viceversa.

Una adolescente de 16 años. Enferma de leucemia. Semanas después de conocerse su condición también se sabe otra noticia: está embarazada de nueve semanas. Lo lógico, ante la gravedad de la joven y la necesidad urgente de quimioterapia, es hacerle un aborto. Pero no, no se puede.

Esa joven es hija única. Esta ingresada en un centro médico de Gascue, en la capital del país. Su vida está en manos de un Comité de Ética que ha decidido esperar a que cumpla 12 semanas de embarazo. ¿Para qué? Ni idea. Un feto tiene pocas posibilidades de sobrevivir a un proceso de quimioterapia. A eso se le suma que un feto demanda alimentación intrauterina, y en este caso esa joven está con una anemia grave producto de la leucemia, conectada a un respirador y en estado grave, por lo que un embarazo empeora su condición y tampoco le depara muchas posibilidades al feto de desarrollarse.

Me han informado que los médicos del centro amenazaron a la madre con no darle tratamiento si iba a los medios de comunicación a dar a conocer el caso. A pesar de eso, el caso ha corrido por las redes. Hasta ahora ningún medio tradicional parece interesado en dar cabida a esta historia. Parece que otras cosas pesan más.

¿Nadie quiere opinar sobre el caso? Y como pregunta la doctora Fondeur en una conversación que sostuvimos. ¿Quienes componen ese comité? ¿Por qué no quieren que se discuta el tema? Y me pregunto ¿Por qué amenazan a una madre desesperada por salvar a su única hija?

En tres semanas puede ser que esta joven no este viva o este en un estado donde será imposible salvarla o prolongarle la vida. El feto morirá con ella, una persona que existe, que ha vivido, con una historia y posibilidades de continuar con ella. Y en las condiciones que ella se encuentra, ¿no han pensado que el feto de todas maneras no podrá sobrevivir, pero que mientras tanto está drenando la poca vida que le queda a esa joven y eliminando la posibilidad de que pueda salvarse?

Claro, estoy segura, muy segura, que si fuera la hija de alguien de ese comité el asunto no estaría en discusión y la quimioterapia hace rato que habría sido aplicada.

Detestable.


lunes, 18 de junio de 2012

Día ochenta y tres. Salcedo

Heridos sacados de hospital por militares durante paro en Salcedo. Foto tomada de portal Noticias SIN.
Mi referencia más cercana con la fuerza del Estado contra el ciudadano son los Doce Años de Joaquín Balaguer. Un gobierno "democrático" que perseguía, torturaba y mataba por razones políticas. 

Es famosa aquella respuesta en una rueda de prensa del entonces presidente Balaguer en la que decía que todo se debía a "fuerzas incontrolables". Cínico, como siempre lo fue, Balaguer hacía caso sordo a cualquier reclamo y sus respuestas eran así, enigmáticas y con ese dejo de burla de aquel que sabe que tiene el control del poder de un Estado y recurre a todo para justificar sus acciones, aunque estas cuesten la vida y la integridad de los ciudadanos que supuestamente gobierna bajo el mandato de un voto (cabe aclarar que Balaguer, y de acuerdo con datos que puede buscar confirmar), nunca ganó unas elecciones de manera legitima, y en muchas ocasiones ni siquiera legal).

El preámbulo viene al caso ante lo ocurrido recientemente en la provincia Hermanas Mirabal, en su municipio cabecera de Salcedo. Una huelga convocada por un grupo de que no tengo mayor referencia de unas ruedas de prensa y paros con tintes violentos. La razón del paro: la muerte no resuelta ni investigada de un deportista ocurrida en febrero pasado. Resultado: tres muertos civiles y la militarización "de película" de la zona. 

De la protesta y su origen se tejen todas las hipótesis, que incluye la supuesta influencia de Partido Revolucionario Dominicano (PRD), quien perdió el mes pasado las elecciones presidenciales ante el Partido de la Liberación Dominicana (PLD),  y que supuestamente buscaría hacer "ronchas al gobierno". Pero esta hipótesis olvida algo y ese algo que olvida me atemoriza: la muerte de tres civiles y el abuso policial y militar documentado durante esos días de paro.

Y la referencia de Balaguer regresa.

Por esos mismos días, en Paraguay, ocurrió la matanza de nueve campesinos y varios policías en un desalojo en una zona rural. El mismo día del hecho, el presidente paraguayo reunió a los organismos implicados en ese desalojo, destituyó al ministro de Interior y al comandante policial que dirigió la acción. No se discutió si esos campesinos estaban o no legalmente ocupando ese terreno, se decidió en primera instancia por el abuso cometido y las muertes que pudieron ser evitadas.

Al conocer esto, no puedo evitar preguntarme por qué el gobierno dominicano calla ante las muertes de los civiles, incluyendo la de una embarazada asfixiada por los gases de las bombas lacrimogenas lanzadas por la Policía, del hecho de los militares entrando a un hospital y sacando heridos para llevarlos presos (uno de ellos murió).

Y el presidente, el saliente de agosto, calla. Y la Policía anuncia sin dar muchos detalles que están detenidos "los policías implicados", pero no dicen si serán sometidos a la justicia, ni se sabe "quienes mataron a los jóvenes". Tampoco se dice quien ordenó que militares entraran a un hospital y sacarán heridos en la cama de una camioneta, no se dice nada más que esos paños tibios usuales de que "una comisión investiga".

Los muertos, parecen ser solo eso, muertos. Ni la cacareada sociedad civil parece reparar en la atrocidad de todo esto.

¿Fuerzas incontrolables, señor Leonel Fernández? Su silencio y la falta de acciones de su saliente gobierno son tan cínicas como Balaguer y sus Doce Años.

 

sábado, 19 de mayo de 2012

Berlín, con amor (2)




Primera vista


Ta’Cabrón es el nombre del restaurante mexicano donde comí hasta el momento los mejores tacos de mi vida, y donde pude hablar español por primera vez desde mi llegada. Mis anfitrionas, Christine y Anita me llevaron a almorzar allí el domingo. La temperatura, a las cuatro de la tarde, era de diez grados.

Con mis anfitrionas, a quienes entiendo muy bien el inglés, he inventado un léxico entre mi inglés tartamudeado y simple con señas. Ellas me entienden, creo. Aunque me dieron como regalo un diccionario de español-alemán. Ellas tienen el suyo. Ambas son amigas, mujeres maduras, que decidieron no tener hijos. Profesionales y muy cálidas en el trato. Con ellas he conversado sobre política, modos de vida, curiosidades y visiones de aquí y allá, con diccionarios en mano.

Antes y después del almuerzo recorrimos la zona cercana a su hogar. Además de los grafitis en todas partes hay otra cosa que distingue a los berlineses: las bicicletas. Anita me comentó que el costo de combustible para mantener un auto es caro (casi dos euros un litro). Así que la bicicleta se ha convertido en un medio de transporte muy usado, y eso sumado a un transporte público que es bastante ordenado, muchas personas deciden no tener vehículos.

En mi recorrido con Christine y Anita vi parques donde jugaban niños, los edificios nuevos y antiguos, un bar que estaba cerrado, restaurantes chinos, turcos, españoles, italianos; un señor desaliñado enrollando algo que parecía un cigarrillo de marihuana…además de un interesante medio de transporte que tiene a Anita fascinada: carros pequeños, ecológicos, de dos asientos, que están estacionados en varios lugares y que puedes usar comprando una tarjeta que acciona las puertas. La llave está puesta para encenderlo.

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Dormí a recortes de momentos, luego de dos horas tratando de convencer a mi reloj biológico que debía renunciar, por su bien, al horario dominicano. Me levante a las siete de la mañana, más por las expectativas del día que por el deseo de salir de la cama. Temperatura: siete grados.

Christine me acompaña a la estación Kottbusser Tor (horas después me enteró que “tor” significa puerta y que las estaciones con ese nombre indican donde había una acceso de entrada y salida cuando Berlín estaba amurallada durante la edad media). Ella carga su bicicleta. ¿Bicicletas en el metro? Pues sí. Paso mi boleto, ella pasa el suyo y el de su bicicleta. Las tres abordamos el tren que llegó a los exactos ocho minutos que indicaba una pantalla que llegaría. Además de bicicletas, los berlineses comen y leen en el metro.

Nos desmontamos cinco estaciones después, en la Weinmeisterstr. Frente está el edificio donde está el Instituto Goethe. Christine me acompaña. Soy la primera en llegar. Luego llegan dos chilenos, un argentino, un peruano, una nicaragüense, una costarricense, un venezolano, un uruguayo, un ecuatoriano y yo. Todos periodistas. Los coordinadores del seminario hablan español.

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Después de las bienvenidas y presentaciones formales, Helga, Boris y Lena nos hablan sobre Berlín. Su herramienta: mapas. Vemos a Berlín cuando era un pantano, en la edad media rodeada de muros y con “tors” para entrar y salir, cuando se convirtió en capital, antes de Hilter, durante Hilter, después de la guerra, la dividida entre aliados y rusos, cuando se levantó el muro, la reunificada. Crece y se hiere.

Los mapas marcan sus cicatrices.

Las preguntas vienen y van. La correcta pronunciación en alemán es casi imposible para mí.

Fuimos a almorzar a un restaurante español. Se llama Átame. Y sí, es por Almodovar. Su dueño no es español, pero se casó con una española. Ahora están divorciados.

En el almuerzo hablamos de nuestros países. Las cicatrices se nos hacen más comunes de lo que pensaba.
Luego, el paseo. Una zona comercial que anteriormente era un barrio de Berlín del Este. La “Sojo” de Berlín, nos dice Boris. El barrio judío y lugares donde el arte es razón y motivo.

Contrario a lo que pensé, en Berlín las cicatrices del nacionalsocialismo están visibles, reconocibles. La placa junto a la sinagoga que recuerda al jefe de la policía alemana que la salvó del fuego en 1938; las “piedras para tropezar”, pequeñas placas colocadas en las calzadas frente a edificios en donde vivieron judíos exterminados; un monumento de esculturas de mujeres con expresiones tristes y reclamantes frente a lo que fue un cementerio judío y un espacio en que hubo un edificio donde fueron llevados, en 1943, cientos de hombres judíos que lograron hasta ese momento no ser llevados a campos de exterminio, y de donde fueron sacados ante el reclamo de sus esposas, muchas de ellas no judías.

Nos muestran un edificio que era la sede del sindicato de trabajadores de Berlín del Este. Escenario de algunos de los discursos de Rosa Luxemburgo. Ahora es lugar de residencia y espacio para el teatro. Fuimos a una antigua edificación convertida en centro de arte, salas de exposiciones y talleres para artistas, recuperado por una pareja de esposos que se hicieron ricos vendiendo camisetas.

Un salón de baile, ubicado en un edificio que se conserva en casi las mismas condiciones en que estuvo durante el régimen socialista de Alemania del Este, tiene una historia de Cenicientas y Príncipes. Boris nos cuenta que durante la división alemana, extranjeros del lado occidental de Berlín llegaban a este salón de baile (ellos podían transitar hacia ese lado, contrario a los que vivían en el este), solicitando una visa de un día. Vencía a la medianoche. Encantadas las chicas socialistas de los extranjeros del occidente, y viceversa, los chicos cruzaban del otro lado antes de la medianoche. Y esperaban varios minutos hasta obtener nuevamente la visa y entrar. Su pase mágico de cuentos de hadas.

Entre explicaciones me olvido de anotar nombres. Solo observó, escucho y tomo fotos. Los detalles, atropellados y apresurados se me escapan. Edificios tras edificios, separados por patios interiores, algo tan propio de Berlín como sus grafitis y sus bicicletas, pero por una razón de uso de los espacios. Los patios son espacios para el arte plástico, las galerías, las exposiciones, los cafés, los bares. Un color difícil de olvidar.

Tras casi tres horas de recorrido nos despedimos. Pero un grupo de ocho nos devolvimos para disfrutar de una comida callejera: salchichas de cerdo con curry y papas fritas.

sábado, 12 de mayo de 2012

Berlín, con amor (1)


El viaje

Todo es más grande aquí, y más ancho. Las calles, los edificios, el túnel que pasa por debajo de un río. Líneas rectas. Muchas líneas rectas. Solo un elemento parece divorciado a todo lo demás. Los grafitis.
Estoy en Berlín.

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Un día a inicios de abril llegué a la redacción del periódico y uno de los editores me esperó con una noticia. “Revisa tu correo. Es algo de un viaje, de la embajada alemana. Es para gestionar eso esta semana”.

¿Viaje? ¿Embajada alemana? ¡Oh, sí! Hace dos años aplique para ese viaje, pero no me seleccionaron. Esta vez la historia fue diferente.

Diligencias rápidas. Muchos correos. Cartas. Jana me recibió en el consulado alemán con una amplia sonrisa y en un perfecto español. Dos semanas antes del viaje tenía el visado, nada de conocimiento de alemán, un itinerario de un taller para periodistas que será en español y la emoción de viajar a Europa. Espero sobrevivir con el inglés de mercante que se manejar.

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Santo Domingo. Viernes, once de la mañana. La fila para el check in es larga. Mi esposo y yo hablamos sobre el clima de Berlin, lo que debo preguntar, como debo manejarme. Ver las pizarras en los aeropuertos, no olvidar la laptop como lo hice en Costa Rica. Su laptop.

Dos horas más tarde cruzo migración. Había olvidado el procedimiento. Lo mismo de hace tres años, cuando viaje por última vez. Quitarse los zapatos y ponerlos en unas bandejas de color gris, con el equipaje de mano. Sacar la laptop del bulto  y ponerla en otra bandeja. Esta vez, es mi laptop. Pasar por el detector de metal. Hacer el proceso a la inversa. Veo que revisan las maletas de dos pasajeros. Llevan botellas.

- ¿Es la primera vez que viaja?
- No
- ¿Dónde a viajó la última vez?
- A Costa Rica
- ¿Es la primera vez que viaja a Europa?
-
- ¿A qué va para allá?
- Estoy  invitada a un taller de periodistas.
- Es periodista.

Revisa mi pasaporte y repara que mi nacionalidad y la ciudad donde nací no coinciden.

- Nació en Venezuela pero es dominicana.
- Sí, me nacionalicé hace unos años. Nací en Caracas.
- ¿Tus padres son dominicanos?
- Solo mi madre. Mi padre es colombiano.
- ¡Guao! Tremenda mezcla.

Sonríe. Sella el pasaporte y me lo devuelve. Me desea buen viaje.

Hace tres años, cuando viajé a Costa Rica la experiencia fue diferente. Me llevaron a un cuarto para hacerme preguntas junto a dos dominicanas más. Esa vez no viajaba como periodista. Iba a un festival de poesía. Me hicieron preguntas que no recuerdo, hasta que uno de los preguntones, revisando mis documentos, se dio cuenta que era periodista y me reclama el porqué no se lo dije antes. “Es que no viajo como periodista”, le dije. Me entregó los documentos sin la cara de sospecha que tenía minutos antes.
En Costa Rica fue peor. Un mar de preguntas. Dudas sobre mi estadía. Luego alguien me explicó la posible razón.

Sospechas de prostitución.

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Do you speak Spanish? Eso me dijo Luis Daniel que preguntará cuando llegará al aeropuerto. Ya que mi inglés hablado es lo más parecido a un tartamudeo básico de frases simples.

Pensé en la pregunta minutos antes de llegar al aeropuerto de Franckfurt, después de diez horas de vuelo. Nunca había estado tanto tiempo en un avión. Iba muy pendiente de mi embarazo. Tengo 18 semanas. Mi doctora me dijo que no habría problemas con viajar. Pero el complejo de nido me hacía mantener las manos en la insipiente panza que me crece.

Luego de salir del avión me doy cuenta que el aeropuerto es enorme. Veo las señales y camino. Evito preguntar por ahora. Entro al baño. Salgo. Sigo flechas cuyo sentido común me indican que van hacía migración. Veo una fila. Supongo que ahí es, pero me entra la duda. Veo a un chico tras un mostrador de cambio de divisas.

- Do you speak spanish?
- No. Only English.

Le enseño el boleto de transferencia.

- You have ask this man.

Sigo su dedo. Veo un chico con chaleco rojo.

- Thanks.

Me acercó al chico del chaleco rojo.

- Do you speak spanish?
- No.
- English?
- No. A Little
- Inmigration?
- Here.

Me señala la fila que vi momentos antes. Me formó. Minutos después frente al agente hago la misma pregunta. Me contesta que no, pero que habla inglés. Me armo de valor. Medio trato de comunicarme y me entiende. Le pasó el pasaporte, me pregunta el motivo del viaje. Traigo una carta de la embajada alemana en Santo Domingo…escrita en alemán. Se la paso.

- You are journalist.

Sonríe. Sella el pasaporte y me desea buen viaje.

El aeropuerto de Franckfurt es enorme. Camino. Hago otra vez la consabida pregunta. La respuesta es, otra vez, no. Le enseño el ticket. Me dice en un inglés muy entendible donde seguir. Sigo, dobló a la derecha. Sí, esto es enorme, me digo. Tomo fotos. Me siento un rato. Trato de conectarme a internet, pero no hay Wi fi disponible. Veo a empleados en bicicleta dentro del aeropuerto. También carritos pequeños que mueven personas y equipajes de un lado a otro. Frente a mí, dos mujeres con burka conversan y vigilan a dos niños que corretean cerca de ellas.

Otra vez sigo el sentido común de los letreros. Leo el  nombre de la línea aérea donde me toca viajar, pero las estaciones están cerradas. Veo unas máquinas, parecidas a los cajeros, las mismas que vi en la página web de la línea aérea. Con los datos de tu vuelo te imprimen el ticket. Marcó las instrucciones en español, pasó mi pasaporte por un lector, introduzco los datos de vuelo y ahí está. Ticket en mano veo que el pasillo sigue largo. Vuelvo a preguntar, esta vez en una estafeta de información.

- Do you speak spanish?
- A Little, but it is better in english
- Ok.

Le enseño el ticket. Toma un pequeño papel. Anota la salida del vuelo y me dice en español.

- Siga al final del pasillo y doble a la derecha.

Me sonríe y yo le sonrió.

Hora de abordaje. Dejó de observar a la señora con burka que carga a su beba y le da biberón. A su lado, su esposo –supongo- lee en un IPad. Solo vi los grandes ojos de la mujer. Era lo único que tenía descubierto.

Me formó en la fila y pasó el ticket por un lector.

Una hora y media después, a las 9 de la mañana del sábado (tres de la mañana en Santo Domingo), llego a Berlín.

Estoy en Berlín.

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martes, 10 de abril de 2012

Día ochenta y dos. La maldición de don Alfredo

Esta vez ofrezco este espacio a mi amigo y colega Vianco Martínez. Este primer reportaje, que será parte de una serie sobre lo que la minería esta provocando en este país, habla del lado que muchos no ven, de la gente que es afectada, a la que le es arrebatada la vida y los sueños de trabajo.



La maldición de don Alfredo es tener oro en su tierra

Las autoridades están cambiando oro por espejitos y presentando como un gran logro lo que es una vergüenza nacional



Vianco Martínez


Le rompieron su casa por diecisiete partes, le destruyeron los alambres de la finca y le robaron la tranquilidad de su reino. Pero lo peor de todo fue que despedazaron su mundo, que era el mundo de sus viejas certidumbres, y lo llenaron de dudas y preguntas que nadie ha podido responder sin tener que recurrir a una colección de mentiras baratas y artificios.


Él se llama Alfredo Zacarías y tiene 81 años. Es campesino de pura cepa y vive –si a eso aún se le puede llamar vida- en Los Martínez, una pequeña comunidad de Maimón, provincia Monseñor Nouel, dedicada a la agricultura, y que una vez fue apacible.

La maldición de don Alfredo, su mayor desgracia y su más pesada cruz, ha sido que en su tierra encontraran oro. Desde que eso ocurrió su vida y la de su familia cambió para mal. Y ahora sus días son una simple sucesión de angustias inenarrables y sufrimientos sin fin.

La Corporación Minera Dominicana (CORMIDOM), mejor conocida como Cerro de Maimón, inició sus operaciones de extracción el 19 de noviembre de 2008, bajo una concesión del gobierno dominicano que le entregó el control de las aguas, de las piedras, de las lluvias, de los árboles, de los caminos, de los montes, de los atardeceres, de las mañanas, de las plantaciones, de las noches, y con ello le entregó el destino de la gente.

Don Alfredo llegó al lugar hace más de cincuenta años. Entonces, no había mundo ni había nada. La luz del sol no entraba, y era tan espeso el breñal que las estrellas se quedaban afuera. Con su aliento, hizo el mundo y lo llenó de luz. Donde se posaron sus manos, crecieron los surcos.
Al poco tiempo, esas tierras, que antes eran una impenetrable montería, se convirtieron en el reino de don Alfredo, un reino limpio y productivo, lleno de plantaciones de cacao y de productos menores, donde nacieron sus hijos y donde hoy crecen sus nietos.

El día en que la minera inició las exploraciones, ese día se inauguró el Apocalipsis en la comunidad de Los Martínez. Llegó un helicóptero y puso contra la pared la tranquilidad, que era el tesoro del lugar.

La aeronave se pasaba el día –incluyendo los momentos que la gente tiene reservados para descansar- sobrevolando bajito por encima de las casas, poniendo a temblar los tejados, retorciendo los árboles y las plantaciones, y alterando la paz de las rosas.

La gente andaba al garete, y las vacas, los gallos, las guineas, los cerdos, las gallinas, todos los animales de crianza corrían sin sitio ante el ruido ensordecedor de aquel aparato nunca visto sobre las plantaciones y gallineros.

La compañía andaba explorando la zona. Sobrevolaba todo el día de un lugar a otro, espantando hasta las piedras.

Los enojosos vuelos del helicóptero se prolongaron un tiempo y los lugareños tuvieron que convivir con aquel infierno que no escogieron ni deseaban.

Después comenzaron las detonaciones. Donde antes cantaban los pájaros, empezó a sonar la dinamita. Las explosiones son precedidas de tres toques de sirenas con intervalos de pocos minutos. La peor, según don Alfredo, es la del mediodía porque ya no se puede ni comer tranquilo en su propia casa. “Estamos comiendo y, de repente, ¡pumm! una explosión”.

Cuando se produce la detonación, parece que el mundo se está acabando. Además del ruido que se extiende por todos lados, las explosiones dejan una huella imborrable en la comunidad: las casas se estremecen por el impacto, y a algunas, las más cercanas a la zona de la mina, se les han cuarteado las paredes.

Fueron, precisamente, esas detonaciones las que hicieron que la casa de don Alfredo, la misma que fue construyendo poco a poco a golpes de cosecha y que fuera el proyecto de su vida, se cuarteara por diecisiete partes. Entre la pequeña galería que da al camino que viene de Maimón y la última pared de la terraza trasera no ha quedado un solo espacio de la vivienda sin sufrir daños.

La Corporación Minera Dominicana –Cerro de Maimón- es subsidiaria de la compañía canadiense GlobeStar Mining Corporation. Sus operaciones se realizan en la franja comprendida entre las comunidades Los Martínez y Copey, donde según reportes geológicos, hay reservas probadas de mineral de 4.1 toneladas métricas, con una concentración de cobre de 2.9 por ciento, una concentración de zinc de 1.8 por ciento, un contenido de oro de 1 gramo por cada tonelada y un contenido de plata de 35 gramos por cada tonelada de mineral.

El 12 de octubre de 2011, el gerente de exploración de la mina, Sergio Gelchic, afirmó, muy orondo, que “el modelo conceptual de minado contempla el uso de tecnología que garantiza una buena gestión ambiental”. Pero todavía no se completan bien los cuatro años de operación y los ríos ya no sirven para nada. Ya no queda un alma en sus aguas: ni un pez, ni una jaiba. Nada. Ninguna especie ha logrado sobrevivir después de la mina.

Las aguas, visiblemente afectadas por la intervención de la minera, han tomado un grimoso color oscuro y tienen un fuerte olor a gas.

Don Alfredo tenía veinticinco cabezas de ganado Cebú. Algunas reses bebieron agua del río Sin y poco después murieron. Según don Alfredo, se empezaban a tambalear, dejaban de comer y al poco tiempo caían muertas. Cuando las abrieron tenían todo el interior podrido. Otras quedaron visiblemente afectadas y nunca más sirvieron para nada.

Don Alfredo y sus hijos tuvieron que levantar una alambrada en mitad de su propia tierra para que el ganado no siguiera bajando al río a saciar su sed.

Un día, bajo la presión y la protesta de don Alfredo, la misma minera hizo construir un bebedero para que las vacas que aun quedaban en el lugar no tuvieran ningún contacto con las aguas del río.

Los Zacarías tenían un negocio con un dirigente cooperativista de la zona para que sus vacas pastaran en su finca. (“pagar piso” le llaman los ganaderos). Pero al poco tiempo empezaron a enfermar y tres ejemplares abortaron sin explicación. El hombre se llevó su ganado para otro lado y tuvieron que devolverle su dinero. Así terminó la actividad ganadera de don Alfredo.
Las operaciones de Cerro de Maimón comprometen las aguas de Sin y Los Corozos, dos afluentes del Maimón, un gran río que une sus aguas a la más importante arteria fluvial de la región: el Yuna. Y entre todos, hacen la gran ofrenda de sus aguas a la presa de Hatillo, que da vida a todas las comunidades circundantes.


Hubo un tiempo en que esos ríos bañaban las plantaciones y regaban la esperanza de los productores; un tiempo en que sus aguas eran cristalinas y bajaban sin reparo de sus lugares de nacimiento. Hoy son fuentes sin fortuna por cuyas aguas corre el veneno de la ambición.
Además de la tala masiva de todas las especies dentro de “su” jurisdicción, la mina ha puesto en peligro la foresta en las zonas aledañas. Y sólo hay que mirarle el rostro a la arboleda para ver cómo palidece ante las presiones ambientales y para anticipar el futuro que le espera.

Las viejas plantaciones de cacao, que eran el centro de la actividad agrícola de la finca, ya no tienen posibilidad. Y así, donde antes reinaba el dios de los surcos y crecían hermosos los sembradíos, ahora se levanta una yerba mala.

A un costado de la propiedad de don Alfredo hay una pequeña plantación de naranjas babor que eran la sensación del lugar. Después que la mina empezó sus operaciones, los naranjos de don Alfredo lucen fatigados. Algunos se secaron, y los que quedan se empezaron a resentir.

En los alrededores de la mina toda la tierra está desahuciada y condenada a morir. Ya nadie se arriesga a sembrar un árbol. Cuando estas fincas eran la gloria de los tiempos, y la arboleda, escoltada por el viento, aún coqueteaba al sol con su frescura, la vida era otra cosa en estas comarcas.

Una vez, don Alfredo fue un hombre rico. Tuvo plantaciones, crianza de animales. ¡Y tuvo sueños! Hoy es un hombre pobre, o peor, empobrecido. De sus viejas ilusiones lo que quedan son escombros.

Debatiéndose entre el miedo, la impotencia y la necesidad, muchos campesinos se fueron. Dejaron una vida entera sembrada en estas tierras, y al irse se quedaron sin pasado. La compañía puso precio a su mundo y muchos tuvieron que ceder, aceptando precios de vaca muerta.

Pero don Alfredo sigue ahí. Su mundo se está tambaleando, pero él sigue de pie, luchando como un guerrero por el mundo que construyó. Anda solo como una sombra patrullando sus dominios y auditando su fin. Como en los buenos tiempos, su machete siempre va con él.

Sus contendientes lo tienen todo: el dinero, el poder, la alta política y las decisiones. El sólo tiene su vida como motivo, y apenas una mano y una pierna para pelear porque ya perdió la mano izquierda de un machetazo un día en que trabajaba inclinado sobre los surcos, y una artrosis le inutilizó la pierna derecha.

Para hacer las cosas como Dios manda y evitar que los acontecimientos se desbordaran y tomaran un camino indeseado, don Alfredo salió de su casa, muy temprano en la mañana, el 9 de octubre de 2009 con un folder lleno de fotografías y papeles, y fue el Palacio de Justicia de Bonao.

Allí, en la Primera Instancia de la Cámara Civil y Comercial de Bonao, depositó una demanda por daños y perjuicios en contra de Cerro de Maimón. ¡Y vaya usted a ver el caso que le han hecho! Nunca ha sido citado ni por cortesía, nunca cuestionado sobre sus razones, nunca escuchado.
Con tantos funcionarios santificando la minería, con tantos poderes públicos tendiéndole la alfombra y tanta palabrería a su favor, ¡qué juez le va a poner caso a don Alfredo!

La minería es la actividad económica donde las autoridades han mostrado más entreguismo y donde más se han arrodillado ante los intereses extranjeros. Hasta el momento se han otorgado más de 70 permisos de exploración y explotación, y cada día el país se levanta con una nueva y más leonina concesión. Como en los tiempos de la colonia, el gobierno esta cambiando oro por espejitos.

Tanto se ha envilecido la República Dominicana en la entrega de sus recursos no renovables, que Daniel Danis, director de Unigold, otra compañía canadiense autorizada por el gobierno a llevarse cinco millones de onzas de oro de un yacimiento encontrado en la comunidad Los Candelones, de Restauración, aseguró en Toronto, Canadá, el pasado mes de marzo, muerto de la risa: “La República Dominicana es el mejor país del mundo para explorar oro”.

Cuando la Historia –así con mayúscula- vaya a hablar de esto tiene que empezar por el director general de Minería, ingeniero Octavio López, un hombre que cuando habla no parece un funcionario dominicano llamado a velar por los intereses nacionales y pagado con los dineros del pueblo, sino un empleado de las compañías extranjeras que están depredando el país por los cuatro costados.

Cada vez que se acerca a un micrófono presenta como un gran logro lo que verdaderamente es una vergüenza nacional. Tiene en el cargo lo que Leonel Fernández tiene en la Presidencia, y en esos tres periodos no ha tenido más logro que entregar, en las condiciones más vergonzosas, humillantes y leoninas, el patrimonio minero del país.

Están rompiendo la cordillera Central por el medio, por el mismo lugar donde nacen los ríos, y encima Octavio López lo está celebrando.

Si alguien quiere ver el espectáculo de la derrota humana y constatar cómo ruedan los sueños de un hombre trabajador por el despeñadero de un progreso mal entendido, que vaya a Los Martínez. Ahí está don Alfredo acorralado, peleando solo por sus razones. La luna se mudó de su rostro y a cambio le dejó una tristeza nunca vista. Pero ni el poderío de la minera, ni la vocación de complicidad de las autoridades, ni la indiferencia de los jueces han podido con él.

Ojalá que todo el país no termine un día como la finca de don Alfredo.

jueves, 15 de marzo de 2012

Día ochenta y uno. Ideas y originalidad

La mañana de hoy me la he pasado discutiendo en Twitter sobre un spot realizado por la compañía Bluepoem Films. El spot es para promocionar la próxima Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2012, que iniciará el 18 de abril.

La sorpresa con el spot es que es una copia literal de otro realizado por la Feria del Libro de Bogotá del año 2010.

No sé si a raíz de las criticas, el spto fue borrado de Vimeo. Para hacer comparaciones y sean ustedes el jurado, les copiaré la dirección de Facebook en donde está el spot y para que, también, vea las reacciones sobre este evidente plagio. Digo plagio a menos que Cultura, o la Dirección de la Feria del Libro o la compañía publicitaria responsable del spot den alguna explicación, como sería la posible compra del concepto promocional.

Aquí pueden ver el spot dominicano sobre la Feria Internacional del Libro, colocado en su página de Facebook: http://www.facebook.com/photo.php?v=10150613462913915&set=vb.146469452066360&type=2&theater

Este es el vídeo del spot colombiano, realizado hace dos años.

Busque usted las "diferencias"


Actualización 1: En las redes se señala que la compañía dominicana productora del spot es propiedad de familiares del ministro de Cultura, Rafael Lantigua. Los medios informativos Diario Libre y Acento ya se ha hecho eco de esto.

Actualización 2: El vídeo que estaba en la página de Facebook de la Feria del Libro de Santo Domingo fue retirado. Encontré el spot en Youtube. Aquí se los dejo.




Actualización 3: Esta es la respuesta del Ministerio de Cultura sobre el caso, donde dice que el vídeo no es el spot oficial de la Feria del Libro 2012.

Actualización 4: En Colombia ya se han hecho eco del asunto.

Actualización 5: El presidente de la publicitaria colombiana, creadora del spot de la Feria del Libro de Colombia, da su versión. “Alguien tomó nuestra idea y la calcó sin autorización de la agencia“, sostuvo Nacho Martínez Calvo.

Actualización 6: Medio digital 7 Días hace una nota con todas las versiones contrastadas.


martes, 6 de marzo de 2012

Día ochenta. Bipartidismo

La campaña electoral está en su punto fuerte. El PRD y el PLD parecen dos gallos de pelea, a pesar de que son parte de un mismo equipo.

Pero de ellos no quiero hablar. Dejó este vídeo, que me parece una reflexión necesaria.



miércoles, 25 de enero de 2012

Día setenta y nueve. Terremotos y medidas


Los últimos sismos sentidos en República Dominicana (digo sentidos porque todo los días hay movimientos telúricos en una isla como la nuestra, cruzada por varias fallas) han preocupado a la población.

Contrario al sentido común, la mayoría prefiere alarmarse y no informarse y tomar medidas de prevención. Algunos han ido más lejos de la falta de sentido común y han rozado los niveles de irresponsabilidad inventando informaciones falsas y masificandola a través de las redes sociales. Otros, que son los de siempre, se agarran de citas bíblicas y asumen un dios que se está vengando de los humanos.

Ayer hice al respecto de estas actitudes algunas puntualizaciones en mi muro de Facebook, a modo de desahogo.

  1. Estoy algo cansada de las citas bíblicas publicadas por aquí para justificar un terremoto. ¿Es que no saben que existe una explicación bastante antigua y certera sobre eso? ¿Es que no se sabe que la forma actual de los continentes y las islas fue formada por terremotos? Fin del desahogo.
  2. No, no los terremotos no se predicen. No, no podemos evitarlos. Sí, es algo normal que sucedan. Sí, lo mejor que puede hacer es preparar rutas de escape del lugar donde vive, exigir escaleras y salidas de emergencia en edificios y lugares de trabajo. Y sí, señores y señoras, este planeta algún día desaparecerá, vivan con eso como viven sabiendo que un día se van a morir.
  3. ¿Armó algún día un rompecabezas? Si su respuesta es sí, le invito a tomar un mapa mundi. Observe las formas de los continentes. ¿No siente visualmente que algunas encajan con algunas? ¿No le da curiosidad saber porque encajan y están separadas y cómo sucedió? Adivine...y luego investigué si quiere.
  4. ¿Son los terremotos provocados por el pecado del hombre? Entonces supongo que los dinosaurios pecaron también y mucho.
Los organismos de socorro se reunieron ayer. Entre otras cosas, aclararon la normalidad de los sismos, llamaron a la población a tomar medidas y a no alarmarse. También hablaron del inicio de talleres y campañas de información.

Estas son las medidas recomendadas del Centro de Operaciones de Emergencia (COE)

MEDIDAS PREVENTIVAS ANTES, DURANTE Y DESPUES DE UN SISMO

Antes
  • Desarrollar un plan de protección, seguridad y evacuación.
  • Conocimientos básicos sobre primeros auxilios y tener un botiquín de emergencia.
  • Conocer la ubicación de llaves de gas, agua, fusibles eléctricos.
  • Eliminar obstáculos de las rutas de evacuación, así como ubicar y señalizar las zonas de seguridad y las vías de escape.
  • Realizar simulacros de evacuación en caso de terremotos, con el fin de instruir a la población sobre las medidas a tomar y determinar si el plan de emergencia es efectivo.
Durante
  • Mantener la calma, ya que muchos sufren heridas a consecuencia de cortaduras por cristales, caída de objetos, aglomeración de personas en escaleras y todo a causa del pánico.
  • Se debe conservar la serenidad y evitar el pánico o la histeria colectiva.
  • Ubicarse en lugares seguros previamente establecidos, de no lograrlo hacerlo cercano a objetos resistentes alejados de ventanas u objetos que puedan caer.
  • Si es necesario evacuar el lugar, utilice las escaleras, no ascensores.
  • Si está en el patio permanezca lejos de edificios, cables de tendido eléctrico y ventanas.
  • Si va en vehículo o autobús, el conductor debe reducir la velocidad y detenerse en un lugar seguro. Así también, las personas deben mantenerse en sus asientos hasta que todo vuelva a la normalidad
Después
  • Observar si hay algún herido y prestarle primeros auxilios.
  • Dirigirse a las zonas de protección ya establecidas.
  • No tocar cables eléctricos que estén en el suelo.
  • Cerrar las llaves de gas para evitar cualquier fuga y no usarlo hasta que se haya realizado la inspección adecuada.
  • No regresar a las áreas dañadas sin previa autorización.
  • Utilice el teléfono solo en llamadas urgentes.

domingo, 22 de enero de 2012

EL infierno

“El infierno de los seres vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar y darle espacio.”


Italo Calvino, Las ciudades invisibles.

jueves, 12 de enero de 2012

Día setenta y ocho. Dos años, Haití


Dos años del terremoto en Haití.

Hoy, Leonel Fernández entregó la estructura de una universidad, donación del gobierno y el sector privado de República Dominicana. Al respecto comenta el periodista y amigo Carlos Alonso: "LF dona una estructura, no una Universidad (faltan maestros, alumnos, pensums, bedeles etc.) Cuando tenga todo eso los graduados muy seguramente irán a ejercer en Canada o EEUU, porque en Haití no habrá con que pagarles y en RD los empleadores pensarían mucho antes de contratarlos. O sea, no creo que esa "universidad" deje beneficios a Hatí mas allá de las remesas de cerebros en fuga".

Esto dice un párrafo del informe que presentó Oxfam sobre la situación de Haití.

"Dos años después de que un terremoto de 7,3 grados en la escala Ritchter sacudiera brutalmente Haití, cerca de 520.000 personas siguen viviendo bajo lonas o en tiendas de campañas, según contempla un nuevo informe de Oxfam –Intermón Oxfam en España- presentado hoy. Ante la lentitud con la que se está llevando la reconstrucción, la organización ha instado al Gobierno haitiano a que lleve a cabo un plan integral de desarrollo, a que realoje al más de medio millón de personas sin hogar y a que junto con los países, que han comprometido fondos, aceleren la recuperación".

Pienso en lo que una vez escribió Eduardo Galeano.

La maldición blanca

Los esclavos negros de Haití propinaron tremenda paliza al ejército de Napoleón Bonaparte; y en 1804 la bandera de los libres se alzó sobre las ruinas.

Pero Haití fue, desde el pique, un país arrasado. En los altares de las plantaciones francesas de azúcar se habían inmolado tierras y brazos, y las calamidades de la guerra habían exterminado a la tercera parte de la población.

El nacimiento de la independencia y la muerte de la esclavitud, hazañas negras, fueron humillaciones imperdonables para los blancos dueños del mundo.

Dieciocho generales de Napoleón habían sido enterrados en la isla rebelde. La nueva nación, parida en sangre, nació condenada al bloqueo y a la soledad: nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía.

Por haber sido infiel al amo colonial, Haití fue obligada a pagar a Francia una indemnización gigantesca. Esa expiación del pecado de la dignidad, que estuvo pagando durante cerca de un siglo y medio, fue el precio que Francia le impuso para su reconocimiento diplomático.

Nadie más la reconoció. Tampoco la Gran Colombia de Simón Bolívar, aunque él le debía todo. Barcos, armas y soldados le había dado Haití, con la sola condición de que liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Después, cuando Bolívar triunfó en su guerra de independencia, se negó a invitar a Haití al congreso de las nuevas naciones americanas.

Haití siguió siendo la leprosa de las Américas.

Thomas Jefferson había advertido, desde el principio, que había que confinar la peste en esa isla, porque de allí provenía el mal ejemplo.

La peste, el mal ejemplo: desobediencia, caos, violencia. En Carolina del Sur, la ley permitía encarcelar a cualquier marinero negro, mientras su barco estuviera en puerto, por el riesgo de que pudiera contagiar la fiebre antiesclavista que amenazaba a todas las Américas. En Brasil, esa fiebre se llamaba haitianismo.

Espejos. Una historia casi universal