miércoles, 25 de enero de 2012

Día setenta y nueve. Terremotos y medidas


Los últimos sismos sentidos en República Dominicana (digo sentidos porque todo los días hay movimientos telúricos en una isla como la nuestra, cruzada por varias fallas) han preocupado a la población.

Contrario al sentido común, la mayoría prefiere alarmarse y no informarse y tomar medidas de prevención. Algunos han ido más lejos de la falta de sentido común y han rozado los niveles de irresponsabilidad inventando informaciones falsas y masificandola a través de las redes sociales. Otros, que son los de siempre, se agarran de citas bíblicas y asumen un dios que se está vengando de los humanos.

Ayer hice al respecto de estas actitudes algunas puntualizaciones en mi muro de Facebook, a modo de desahogo.

  1. Estoy algo cansada de las citas bíblicas publicadas por aquí para justificar un terremoto. ¿Es que no saben que existe una explicación bastante antigua y certera sobre eso? ¿Es que no se sabe que la forma actual de los continentes y las islas fue formada por terremotos? Fin del desahogo.
  2. No, no los terremotos no se predicen. No, no podemos evitarlos. Sí, es algo normal que sucedan. Sí, lo mejor que puede hacer es preparar rutas de escape del lugar donde vive, exigir escaleras y salidas de emergencia en edificios y lugares de trabajo. Y sí, señores y señoras, este planeta algún día desaparecerá, vivan con eso como viven sabiendo que un día se van a morir.
  3. ¿Armó algún día un rompecabezas? Si su respuesta es sí, le invito a tomar un mapa mundi. Observe las formas de los continentes. ¿No siente visualmente que algunas encajan con algunas? ¿No le da curiosidad saber porque encajan y están separadas y cómo sucedió? Adivine...y luego investigué si quiere.
  4. ¿Son los terremotos provocados por el pecado del hombre? Entonces supongo que los dinosaurios pecaron también y mucho.
Los organismos de socorro se reunieron ayer. Entre otras cosas, aclararon la normalidad de los sismos, llamaron a la población a tomar medidas y a no alarmarse. También hablaron del inicio de talleres y campañas de información.

Estas son las medidas recomendadas del Centro de Operaciones de Emergencia (COE)

MEDIDAS PREVENTIVAS ANTES, DURANTE Y DESPUES DE UN SISMO

Antes
  • Desarrollar un plan de protección, seguridad y evacuación.
  • Conocimientos básicos sobre primeros auxilios y tener un botiquín de emergencia.
  • Conocer la ubicación de llaves de gas, agua, fusibles eléctricos.
  • Eliminar obstáculos de las rutas de evacuación, así como ubicar y señalizar las zonas de seguridad y las vías de escape.
  • Realizar simulacros de evacuación en caso de terremotos, con el fin de instruir a la población sobre las medidas a tomar y determinar si el plan de emergencia es efectivo.
Durante
  • Mantener la calma, ya que muchos sufren heridas a consecuencia de cortaduras por cristales, caída de objetos, aglomeración de personas en escaleras y todo a causa del pánico.
  • Se debe conservar la serenidad y evitar el pánico o la histeria colectiva.
  • Ubicarse en lugares seguros previamente establecidos, de no lograrlo hacerlo cercano a objetos resistentes alejados de ventanas u objetos que puedan caer.
  • Si es necesario evacuar el lugar, utilice las escaleras, no ascensores.
  • Si está en el patio permanezca lejos de edificios, cables de tendido eléctrico y ventanas.
  • Si va en vehículo o autobús, el conductor debe reducir la velocidad y detenerse en un lugar seguro. Así también, las personas deben mantenerse en sus asientos hasta que todo vuelva a la normalidad
Después
  • Observar si hay algún herido y prestarle primeros auxilios.
  • Dirigirse a las zonas de protección ya establecidas.
  • No tocar cables eléctricos que estén en el suelo.
  • Cerrar las llaves de gas para evitar cualquier fuga y no usarlo hasta que se haya realizado la inspección adecuada.
  • No regresar a las áreas dañadas sin previa autorización.
  • Utilice el teléfono solo en llamadas urgentes.

domingo, 22 de enero de 2012

EL infierno

“El infierno de los seres vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar y darle espacio.”


Italo Calvino, Las ciudades invisibles.

jueves, 12 de enero de 2012

Día setenta y ocho. Dos años, Haití


Dos años del terremoto en Haití.

Hoy, Leonel Fernández entregó la estructura de una universidad, donación del gobierno y el sector privado de República Dominicana. Al respecto comenta el periodista y amigo Carlos Alonso: "LF dona una estructura, no una Universidad (faltan maestros, alumnos, pensums, bedeles etc.) Cuando tenga todo eso los graduados muy seguramente irán a ejercer en Canada o EEUU, porque en Haití no habrá con que pagarles y en RD los empleadores pensarían mucho antes de contratarlos. O sea, no creo que esa "universidad" deje beneficios a Hatí mas allá de las remesas de cerebros en fuga".

Esto dice un párrafo del informe que presentó Oxfam sobre la situación de Haití.

"Dos años después de que un terremoto de 7,3 grados en la escala Ritchter sacudiera brutalmente Haití, cerca de 520.000 personas siguen viviendo bajo lonas o en tiendas de campañas, según contempla un nuevo informe de Oxfam –Intermón Oxfam en España- presentado hoy. Ante la lentitud con la que se está llevando la reconstrucción, la organización ha instado al Gobierno haitiano a que lleve a cabo un plan integral de desarrollo, a que realoje al más de medio millón de personas sin hogar y a que junto con los países, que han comprometido fondos, aceleren la recuperación".

Pienso en lo que una vez escribió Eduardo Galeano.

La maldición blanca

Los esclavos negros de Haití propinaron tremenda paliza al ejército de Napoleón Bonaparte; y en 1804 la bandera de los libres se alzó sobre las ruinas.

Pero Haití fue, desde el pique, un país arrasado. En los altares de las plantaciones francesas de azúcar se habían inmolado tierras y brazos, y las calamidades de la guerra habían exterminado a la tercera parte de la población.

El nacimiento de la independencia y la muerte de la esclavitud, hazañas negras, fueron humillaciones imperdonables para los blancos dueños del mundo.

Dieciocho generales de Napoleón habían sido enterrados en la isla rebelde. La nueva nación, parida en sangre, nació condenada al bloqueo y a la soledad: nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía.

Por haber sido infiel al amo colonial, Haití fue obligada a pagar a Francia una indemnización gigantesca. Esa expiación del pecado de la dignidad, que estuvo pagando durante cerca de un siglo y medio, fue el precio que Francia le impuso para su reconocimiento diplomático.

Nadie más la reconoció. Tampoco la Gran Colombia de Simón Bolívar, aunque él le debía todo. Barcos, armas y soldados le había dado Haití, con la sola condición de que liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Después, cuando Bolívar triunfó en su guerra de independencia, se negó a invitar a Haití al congreso de las nuevas naciones americanas.

Haití siguió siendo la leprosa de las Américas.

Thomas Jefferson había advertido, desde el principio, que había que confinar la peste en esa isla, porque de allí provenía el mal ejemplo.

La peste, el mal ejemplo: desobediencia, caos, violencia. En Carolina del Sur, la ley permitía encarcelar a cualquier marinero negro, mientras su barco estuviera en puerto, por el riesgo de que pudiera contagiar la fiebre antiesclavista que amenazaba a todas las Américas. En Brasil, esa fiebre se llamaba haitianismo.

Espejos. Una historia casi universal