martes, 25 de noviembre de 2014

"El agresor no quiere perder el poder"

Hoy es el Día Internacional de la No Violencia hacia la Mujer, en honor de las Hermanas Mirabal. Un día que nos recuerda no solo que la violencia de género no solo radica en matar, golpear e insultar, sino también en la falta de equidad, la falta de educación sobre esta equidad, la justificación de los prejuicios y estereotipos sociales que perpetúan el abuso y la agresión contra las mujeres.

El mes pasado conocí una historia, la de una mujer joven que sobrevive aun hoy a la violencia de su expareja, a pesar de que rompió el círculo de víctima a la que la había sometido. La historia de Fermina es la de muchas mujeres, y la quise contar desde su fuerza. Para ello, entrevisté a la psicóloga Evelin González, con el fin de que mucho del proceso de Fermina y de las mujeres que pasan por este, no sea adornado por el prejuicio y el desconocimiento.

Comparto las respuestas de la psicóloga González en su extensión, que me ayudó a mí y creo que puede ayudar a muchos a entender el contexto que rodea a una mujer violentada luego de su separación del agresor.

Entrevista Evelin González, psicóloga especialista en violencia de genero e intrafamiliar

Una de las situaciones que me contó Fermina es la de recibir maltrato físico durante el embarazo. Parece algo poco probable. ¿Es común? 
Primero se sabe que el embarazo no para a quien agrade. Socialmente, la gente asume que porque una mujer esté embarazada es un recurso de paralizar al hombre violento. El hombre que va a golpear lo hará esté embarazada, sea joven o no, lo que fuera.

¿Qué ocurre que la mujer se queda? Estamos hablando de una muchacha que a los 20 años entra a una relación formal, mientras más joven sea la mujer más posibilidades de quedarse por más tiempo y por supuesto entran los estereotipos sociales, que sea ella que le busque la vuelta aunque la golpeara y asumiendo, además, de que los golpes están normalizados en la relación de pareja en nuestro país. De hecho, es más fácil que las mujeres se muevan de una relación por infidelidad que por la violencia física, aun siendo la violencia física que es la que más se ve y deja las marcas visibles.

¿Por qué es más frecuente que dejen el esposo o pareja por una infidelidad y no por maltrato físico?
Porque pierden la sensación de exclusividad. La mujer ha entendido que ser exclusiva tiene más importancia que todo lo demás, aunque implique malos tratos. Ocurre que si la mujer no sabe nombrar el maltrato, no sabe tampoco que eso es violencia. La mayoría de mujeres que recibo como pacientes no se ven como víctimas, lo asumen como algo normal y que hay algo mal en ellas, que ellas son las que están mal, por eso se quedan. No entienden que está pasando.

Segundo,  hay un aspecto social del grupo donde vive que le va a decir que eso es normal. Inclusive va a influir el contexto familiar, que entienda que es normal o no. “Quédate con él que ha todas les pasa”, porque “a quien no le dan golpes”. Son muchas de las frases trasgeneracinales, que se pasan de generación en generación. Así, a las mujeres se les van cerrando las puertas para salir de la relación. Además, antes de que la mujer viva con ese hombre, que conformen un hogar, dicen los estudios que ya el primer episodio de violencia se ha producido en el noviazgo.

Antes de entrar a una relación formal, es muy probable que se haya instalado el proceso de violencia a través del circulo de la violencia, que se enoja o se pone bravo porque viste de tal manera, que habla de tal manera, que habla con otro hombre, que tiene amigas que no le gustan, luego explota. Pero que ocurre, se confunde la mujer, piensa que si le han dicho que amor es igual a celos, entonces me está amando mucho. Es algo muy difícil. Claro, entra en la luna de miel. Pero ya viviendo juntos la violencia física es mucho más extrema, que es un acto de contundencia. La violencia psicológica es la que inicia.

Antes de que a una mujer le golpeen, que le halen por el pelo, que le den en los costados, primero la acusan de andar con otros hombres, de engañar, se le prohíbe tener amigas, trabajar, estudiar y que cuenta con la alianza probablemente de algunos familiares y de amigos y ella no encuentra salida. Encima de eso, la idealización de la relación. Esto va a ser perfecto y yo tengo que hacer que ocurra perfecto. Además,  recuerda que el peso dela relación se le da a la mujer. Si la relación va bien ella es la que hace que funcione bien, es ella que tiene que buscar la vuelta.

Claro, aunque esté embarazada, ella va a quedarse, la violencia va instaurando un elemento paralizante que es el miedo, aunque ella haya buscado ayuda y apoyo si la familia o el entorno social no le dio el apoyo ella se devuelve, la atrapa el miedo. Te paralizas y te vas quedando. Además de la vergüenza. Que va a pasar, todo el mundo va a saber eso. Aunque todo el mundo lo vive es normal, pero me da vergüenza que estoy viviendo eso…y por supuesto la culpa. La culpa es una de las emociones más paralizantes porque no te deja que ella vea que el responsable de la conducta violenta es el no ella. Ella se pregunta qué he hecho.

Varias veces fue a la fiscalía barrial y la devolvían a su casa por una semana o quince días…¿Por que el sistema hace eso?
Por irresponsabilidad en sus funciones. El Ministerio Público sabe lo que tiene que hacer. No se debe conciliar y aun se hace. Ponen a la víctima a firmar papales  de mutuo acuerdo y no puede haber mutuo acuerdo cuando hay diferencias de poder, y el control lo tiene el agresor. Hay mucha negligencia. Porque la mujer se le puede ir de las manos del Ministerio Público. La denuncia es un factor de riesgo, la pone en riesgo hasta de asesinato. El Ministerio Público debe resguardar su vida. Eso sigue pasando porque, primero, nadie lo sabe, ocurre en el día a día. Soy enfática, es una irresponsabilidad.  Es muy importante es con quien ella contaba. El Ministerio Público debe perseguir el delito, no es responsabilidad del Ministerio Público buscarle un lugar donde quedarse, pero poder venir y actuar otras instituciones, porque se supone que a través de algunas de sus psicólogos pueda medir el riesgo, tiene que evaluar al agresor. A veces no se evalúa a quien agrede…la mujer tiene la sensación de que está sola. Puse la denuncia, me puse en riesgo y me toca ir nueva vez donde el agresor. Que la mujer sepa que eso no debe ocurrir bajo ninguna circunstancia.

Decidió irse a una casa de acogida tras la denuncia, pero luego de quince días salió porque de acuerdo a lo que me narró no se sentía apoyada, sus hijos faltaban a la escuela y se la pasaba llorando, deprimida. 
(…) Independiente de todos estos procesos, es importante que la mujer tenga una intervención terapéutica, porque esos procesos no bastan. La mujer que ha pasado violencia tiene que comprender  como funciona ella y cómo funciona quien él ha agredido y como funcional el ciclo de la violencia. Puede tener abogados, puede tener dinero, puede ser gerente pero su no comprenden lo que le pasa lo único que va a pasar es desgastarse en el camino. Porque los procesos legales son muy desgastaste.

Aunque muchas veces hayan tenido apoyo terapéutico, por mi experiencia, cuando están en un proceso legal los síntomas vuelven otra vez. La denuncia trae consigo todo ese proceso porque es ella la protagonista, porque ella tiene que buscar abogados, tiene que ir al tribunal con la manutención, tiene que oír lo que va a decir, si la desmoraliza. Si no hay una intervención vamos a tener una mujer con secuelas como consecuencia de la violencia.

El proceso de petición de perdón, con lágrimas de rodillas, ella lo visitó periódicamente a la cárcel…entró a la iglesia, el pastor le decía que había cambiado….pero todo el mundo le decía que había cambiado. Firmó desistimiento de la acusación. La gente dirá “ella es la mala” porque volvió con él.
 Suele pasar en la generalidad de los casos. Después que el explota, al golpea, la amenaza, empieza la luna de miel y piden perdón y hacen acciones que en otro momento no lo hacen. Algunos se convierten al cristianismo, que van a la iglesia, que asumen una fe.  Hace lo que antes el criticaba en ella. Se convierte en el hombre que tanto pidió. Es luna de miel, ese agresor se convierte en el hombre que ella pidió. Pero viene otro elemento, ese hombre busca alianza en familiares de ella y de él. Se valora el arrepentimiento y lo ven en ese momento porque tiene una biblia, porque va a la universidad porque fue a terapia. Ellos van a terapia.

Ellos pueden ir dos o tres veces, pero es una señal de mi arrepentimiento. Parece una señal de cambio, pero el pensamiento del que agrede es muy rígido y ella en algún momento va a ver que no es así. Ya dentro de la casa, cuando ella lo acepta, lo ve “pianito”, habla bajito, le habla bien, la acompaña a la iglesia…volvemos a la presión social que sufre la mujer, no es el hombre que sufre la presión social. Eso es seguro, eso es señal…toda esa señal de arrepentimiento corroborada por familiares. Además, hay un tema de manipulación…ella también necesita encontrar en quien creer, con la necesidad de creer.

Para la mujer es muy difícil renunciar al sueño de familia. Es parte del estereotipo. Yo necesito tener mi familia…en mi experiencia terapéutica la mujer le cuesta renunciar a ese sueño. Es mi mirado, son mis hijos, es mi familia. Con ese supuesto arrepentimiento se vuelve a encausar ese sueño de familia, aunque ellas luego digan que algo les decía que no estaba bien. Pero ellas deciden dar el paso, por eso vuelven…también hay presión de familiares. “La mujer es que hace al hombre”, se convierten en manipulaciones sociales y fijadas y rígidas del estereotipo social.

Luego la saca de la casa, no hubo más golpes pero la saca de la casa con los niños y le niega cualquier ayuda económica, a pesar de que ella trabajaba en el colmado que le ayudó a establecer. 
La violencia económica es muy frecuente luego de la separación de una relación de abuso. Se sabe por estudios que cuando la violencia física baja, aumenta la psicológica y la económica. Si no tienes para darle para comer a sus hijos, imagínate como se siente. Es muy frecuente que sea la mujer que haya echado para delante el negocio y sea el hombre que en un momento desvíe el bien, puesto a nombre de un familiar, para que de alguna manera ella no pueda ni siquiera aspirar a eso.

La denuncia intensifica la violencia, pero igual pasa aunque no lo denuncie porque lo único que le queda para dominarla es la violencia económica. Que siempre estuvo, pero lo siente más. Ella entra en shock, después que volví y creí en tu cambio, entonces me bota de la casa y me da lo mínimo para vivir…Esto es para seguir dominándola y seguir controlándola, no para que vuelva con él, porque ella es una cosa. En la cabeza de ese hombre la mujer es una cosa que el mueve a su antojo…es el proceso de dominio y control excesivo que tiene poder para hacerlo.

Hay una distorsión social. La gente del entorno te dice que el cumple con sus hijos, pero lo hace desde el control, desde lo mínimo. La señal de un dominio atroz. Y que ella sienta no va a salir sola de este proceso sola.

Cuando lo entrevisté, la expareja de Fermina se puso a la defensiva. “Yo mantengo a mis hijos”, me dijo. 
Él se convierte en el papá bueno, el que agrede busca eso. Aquí entra una distorsión. Ella no tiene para la merienda. El niño no entiende la cadena de que ella no tiene dinero, que es papi quien trabaja, que tiene el colmado. Entiende que es mami que no me quiere dar la merienda. Y más ella se encarga mucho más de la disciplina y se convierte en la mala, y él es el bueno.

La idea es distorsionar la realidad. Todo el que ayude o el entienda que sea una defensa para ella.
Lo que pasa una mujer después que denuncia y se separa es inarrable. Desde buscar trabajo constante, el sistema que no le responda.

El hombre que agrade le puede poner una manutención de cincuenta cheles, lo dará cuando le de la gana. La denuncia no implica que el cumpla. La idea es ponerla en una situación de desgastes. El agresor no quiere perder el poder.

No para porque vayan a juicio. No te sorprendas que ponga denuncia por maltratos a los niños, o que supuestamente lo persigan. La siguen desmoralizando en el barrio. Y la hacen sentir que con ella era no funcionaba pero con otra sí y alimentan la culpa. Quizás fui yo que actúe mal.

…Los vecinos no quisieron hablar con excepción de una señora, que ni siquiera me quiso dar su nombre. Fermina quiere llevar adelante un juicio de repartición de bienes, pero nadie parece dispuesto a hablar en juicio.  La apoyan de manera discreta, pero no quieren hablar públicamente
El apoyo muchas veces no es real. Si hubo violenta física. En apoyo real es te doy mi teléfono…no suele ser tan real. Es cuestionable…cuando el miedo, la vergüenza y la culpa bajan y eso se quita del miedo no hay quien pare a la mujer. La mujer se va en ese día cuando no siente miedo. SI el miedo que le dice cuídate, pero el que paraliza no. Es el que se va. Es ese día que la mujer dice que está bueno, que ya se va. Porque ya comprendió al situación, está por encima de su control. Es ahí que se rompe el círculo y deja de ser víctima. No está esperando que actué el para actuar.

Que aconsejarías a una mujer que ha salido del círculo pero que tiene este contexto social. ¿Qué necesita? ¿Qué debe ofrecer la sociedad?
Lo primero es que la sociedad entienda que es un delito, y que por tanto no debe ser permitido. Y que todos tenemos responsabilidad de denunciar y que denunciar solamente no es ir a una fiscalía barrial, que es decirlo en la familia, amigos, redes sociales. Y la sociedad, el entorno, deje asumir que el hombre que agrede le pasa algo, está enfermo. Se sabe que el 80 por ciento de los agresores no tiene problemas mentales ni de personalidad. Su mayor problema tiene que ver con el machismo, con la necesidad de dominar, controlar y someter.

Y que aunque la mujer tiene derecho a salir, tener amigos, trabajar, conocer cuáles son sus derechos para que los pueda defender y que también la sociedad se los reconozca. Los derechos son humanos y son de todos. Que sepa que con la denuncia no es la solución del problema, que aumenta los riesgos, pero es la forma de crear un precedente legal, y que tiene que buscar ayuda y maneras de protegerse, que el Ministerio Público es para perseguir el delito.

Es importante que haya una intervención terapéutica, que comparta con otras mujeres que han vivido la misma experiencia. Y que sobre todo, es creerles a las víctimas, más que estar viendo si ellas lo provocaron. Que dejemos de justificar a quienes agreden. Que el poder hay que compartirlo y que el hombre tiene que caminar hacia trabajar su pensamiento rígido de ver la mujer como objeto. La mujer no es un objeto, sino un sujeto de derecho. Las mujeres hemos ido cambiando de pensamiento pero los hombres no. Que busque toda la ayuda necesaria. Que cuente con la gente que la entienda, que le crea, porque siempre habrá gente que la cuestionará.

domingo, 9 de noviembre de 2014

El muro de Berlín

Berlín es una ciudad de muchas heridas. Los memoriales están por todos lados, desde los que recuerdan cada episodio de la Alemania Nazi y el Holocausto hasta lo que significó el Muro de Berlín, que un día como hoy hace 25 años fue derrumbado.

Cuando eso ocurrió tenía ocho años. Para ser sincera no guardo memoria de eso. Ninguna, fuera de mucha atención de los adultos por lo que transmitían en la televisión. Con los años, las lecturas y mi interés por la actualidad, las historias, el periodismo...si creció un verdadero interés por Alemania y sus heridas.

En el 2012 tuve la oportunidad de ir Berlín, en un programa de intercambio de la Embajada de Alemania y el Centro Goethe. Ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi vida. Y la historia de aquel muro, que dividió a Alemania en dos, fue uno de mis mayores intereses.

Poca gente sabe que el derrumbe del muro inició un mes antes, el 9 de octubre, en una ciudad llamada Leipzing, con una serie de protestas pacíficas. Ahí estuve.

La imagen de la derecha es un mural que representa la marcha del 9 de octubre. La imagen de la izquierda es una estatua de  Johann Wolfgang von Goethe, quien estudió en esta ciudad.

Desde el extremo superior derecho, en sentido del reloj: La tumba de Johann Sebastian Bach; las bicicletas, algo común en Alemania; Ferropolis, una especie de museo de maquinaria industrial de una mina exterior de lignito; una escultura que representa una escena del Fausto, de Goethe; y un servilletero de una taberna...que existe desde la Edad Media.

Pero la mayor parte de mi estadía de casi cuatro semanas fue en Berlín. Tomé fotos de varios lugares donde estuvo el muro, además de ir al memorial de este, ubicado en Bernauer Straße. Allí compré un pedacito del muro, que por cierto no sé donde lo guardé en casa. Aquí comparto algunas fotos, de una herida de la historia y que sobrecoge cuando puedes palparla de cerca.

Desde el extremo superior izquierdo, en el sentido del reloj: El soldado Conrad Schumann, la primera persona en escapar de la RDA saltando  los alambres de púas en donde se levantaría el muro; Uno de los tantos pedazos del muro; una larga hilera de postes de metal que recrear un tramo de donde estuvo el muro.

Desde el extremo superior izquierdo, en el sentido del reloj: Una escultura sobre la reconciliación frente al memorial a la Iglesia de la Reconciliación, que quedó atrapada en la franja de la muerte del muro cuando se construyó; Una de las torres de vigilancia del Muro; Con los trozos del muro se han hecho verdaderas obras de arte; memorial con las fotos de los que murieron tratando de cruzar el muro.

Foto extremo superior izquierdo: Esta verja está detrás de las oficinas del Parlamento Alemán, en el centro de Berlín. a la orilla del río Spree y conmemora a los muertos tratando de cruzar a nado de este a oeste. Foto extremo inferior izquierdo: Esto me pareció muy curioso. Esa línea transparente simboliza por donde pasaba el muro y está dentro de las instalaciones donde funciona el Bundes Presse Konferez y a su entrada, la siguiente foto, se conservó un tramo pequeño del muro que ha sido intervenido artísticamente.  

Desde el extremo superior izquierdo, en el sentido del reloj: Recostada del uno de los tramos que quedan del Muro. Tenía cuatro meses de embarazo. Las dos siguientes fotos son vistas tomadas desde un mirador frente al memorial. En la última foto está la visión desde la cercanía del tramo del Muro.
Puse mis pies sobre esa línea, una línea de bloques que hace 25 años era un muro que separó la vida de muchos y fue una de las formas más visibles de un enfrentamiento ideológico y económico. Hoy hay otros muros. Lo que se nos olvida quizás, y ahí el sentido de la otra foto, es que detrás de los muros hay personas.