viernes, 17 de enero de 2014

La foto manipulada de la Iglesia

La curia católica dominicana ha tenido en los últimos meses su momento más bajo, gracias precisamente a la verdad que defiende el evangelio que dicen predicar, pero que en la práctica de su poder suele no ser conveniente.

La acusación de pederastía contra el ex Nuncio del Vaticano en República Dominicana, Josef Wesolowski, es la punta de iceberg de una Iglesia que se mantiene en el tono cercano del medioevo, y cuyo mayor representante, el Cardenal López Rodríguez, expresa la voz más retrogada de que se puede hacer gala.

Y con el prestigio por los suelos, la Conferencia del Episcopado divulgó la tarde del miércoles su carta pastoral por motivo del Día de la Altagracia (la virgen "patrona" de República Dominicana). Su mensaje centrado en la familia repite la misma línea retrograda, irreal y discriminatoria que se enorgullece declarar su presidente, López Rodríguez: aborto, matrimonio gay, uso de preservativos fueron declarados enemigos de la familia.

Por supuesto, su mensaje pastoral no toca la pederastía, ni siquiera porque mientras ellos redactaban su carta pastoral, representantes del Vaticano daban cuenta por primera vez en una sesión de las Naciones Unidas sobre los casos de violación a menores de edad por sacerdotes católicos. Hoy la agencia noticiosa AP reveló un dato: el pasado Papa Benedicto XVI suspendió a 400 sacerdotes por este motivo en dos años.

Aquí señalo algo: el Vaticano negó extraditar a Wesolowski para que rinda cuentas ante sus acusaciones.

Pero la suma de incongruencias no para aquí. La carta pastoral fue enviada a los medios de comunicación con varias fotos, una de ellas en la que posaban los integrantes de la Conferencia del Episcopado. Fue la foto usada por varios medios en portada para destacar la noticia. La foto estaba manipulada.

Al día siguiente la alerta en las redes sociales sobre la manipulación fotográfica, publicada en la primera plana de varios periódicos y portales digitales, se hizo sentir.

Sin embargo, la discusión por la manipulación de intensificó hoy ante el artículo publicado por Diario Libre, uno de los medios que publicó la imagen manipulada en portada, dando detalles de las modificaciones que se hicieron en la fotografía.
"En la original de la CED, figuraba a la izquierda de Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, el ex nuncio polaco acusado de pederastia, Józef Wesolowski, y no estaba presente Fausto Mejía Vallejo, obispo por San Francisco de Macorís. Tampoco estaba allí Monseñor Francisco José Arnáiz, Obispo Emérito de Santo Domingo, quien se encuentra padeciendo quebrantos de salud.
Sin embargo, en la foto que finalmente fue enviada a los medios por el R.P. Carmelo Santana Jerez, secretario general de la Conferencia del Episcopado Dominicano, y que ayer se encontraba publicada en el sitio web del CED, se "hace justicia", y se eliminó a Wesolowski de la instantánea, y, además. se incluye a los que no estaban presentes, pero se deja al obispo Jesús María de Jesús Moya, que ya fue jubilado. El rostro de monseñor Arnáiz fue puesto sobre la cara de Wesolowski, y al lado de López Rodríguez".
 El fotógrafo Orlando Barria hizo una explicación gráfica del asunto en su página de Facebook.


¿Qué podemos decir al respecto?

Quizás suene obvio, pero a la vez es indignante. La Iglesia Católica Dominicana carece hasta del sentido más común para manejar ya su deteriorada imagen. ¿Un desliz? Es probable. Supongo que la curia católica dominicana tiene un alto grado de subestimación al pueblo que insiste en querer evangelizar, aunque no con el ejemplo.

Pero el análisis también va para los medios. Falto ojo para detenerse, para observar, de parte de las personas encargadas de revisar y atender las imágenes que se usan para las publicaciones. También hay otra cuestión. ¿Tan fiados están ya los medios de las fotos institucionales? ¿Tan fácil se puede hacer pasar un gato por liebre?

martes, 14 de enero de 2014

Cojeras del periodismo (II y final)

Cuando pregunten, cuando entrevisten, cuando escriban: prodíguense. 
Después, desaparezcan. Arbitraria, Leila Guerriero


La semana pasada comenté sobre una columna de una periodista que exigía calidad en los regalos.

Entre las muchas cosas que dijeron los que hicieron una defensa-justificación sobre lo que la periodista exigía en el artículo de su columna titulado "Más respeto al regalar a los periodistas", me llamó la atención de uno que supuso que no había hecho una lectura compresiva del texto.

En este punto, les dejó la lectura compresiva que hizo la periodista Marien Aristy al texto de esa columna en su blog: "Hoy sé que no sé leer".

Hoy, la periodista de la exigencia de los regalos trato de explicar lo que entiende fue mal entendido en su columna anterior. El texto es un ejercicio de cantinflismo. Juzguen ustedes: "Mejor explicación".

No tengo nada más que agregar fuera de lo que expresé en mi post anterior. Quizás solo reafirmar el pesimismo ante los criterios que muchos asumen ante la ética periodística.

Y hablando de ética, y también para poner un punto a esta reflexión, les dejó un párrafo relativo a los regalos entre las fuentes y los periodistas que establece un código de ética redactado por Sociedad de Periodistas Profesionales.

"Rechazar regalos, favores, pagos, viajes gratuitos y tratamiento especial, y evitar empleos secundarios, participación política, cargos públicos y el servicio en organizaciones comunitarias si comprometen la integridad periodística".

Puede leer el código completo aquí


martes, 7 de enero de 2014

Cojeras del periodismo

"Sean simples pero no se pretendan inocentes". Arbitraria, Leila Guerriero


Nada es perfecto. Nadie es perfecto. El periodismo no lo es tampoco, ni los periodistas. Sin embargo, se supone que en esto de ser periodista se asume un sentido común de ética y acción ante el oficio (carrera?), ante los medios, ante nosotros mismos.

Obvio que antes de ser periodistas somos ciudadanos, personas...sujetos. Somos subjetivos. Por eso, el sentido común de ética nos dicta que ante los hechos lo mejor es apegarnos a los datos, evidencias, testimonios y la narración de las circunstancias. Esto para aminorar ese sujeto actor que somos. 

Y es cierto que el medio está, con sus intereses. Pero fuera de todas las cortapisas que nos imponen, hay una ética que vale por lo que somos ante los medios, ante la sociedad desde nuestro oficio (carrera?)

¿A que viene esta reflexión? Ayer una periodista compartía en su muro de Facebook una noticia relacionada con la muerte de varios recién nacidos en la unidad prenatal de la maternidad San Lorenzo de Los Mina. La causa atribuida al hecho fue un apagón de seis horas. La nota que publicó tenía un error en el dato del número de bebés fallecidos. Decía siete. La cantidad denunciada es de seis. Precise el dato y...la periodista se molestó.

Me dijo de que no importaba que fueran más o menos de esa cantidad porque el hecho de su muerte es la manera que aseguran murieron. ¿Precisar un dato resta importancia al hecho? 

Hoy, una periodista, editora de una sección en uno de los periódicos más importantes del país escribe una columna de opinión que tituló "Más respeto al regalar a los periodistas". Pensé que tocaría ese tema espinoso, que no debería serlo, de la relación del periodista con su fuente...pero no. Para mi gran sorpresa y decepción, la periodista reclama obsequios de sus fuentes en Navidad porque "ya está bueno de que al periodista se le trate como si fuera un pordiosero que se conforma con cuántas chucherías aparecen por ahí".

"Ya no más agendas, ya no más artículos personalizados, promocionales, ni más obsequios que distan mucho de la personalidad de quien los recibe", exige la indignada periodista.

No somos perfectos, como nadie lo es. Somos sujetos, y por tanto subjetivos. Cojeamos. Pero es demasiado tomar el palo y golpearnos la pierna para quebrarla.

PD. Antes este blog se llamaba "De la vida y sus demonios". Pero luego de dar algunas vueltas a las cojeras de esta carrera-oficio, y luego de leer la serie "Libertad de presión" sobre la decadencia del periodismo escrito en la revista Orsai número 13, decidí cambiar el nombre de este sitio dedicado a examinar y compartir eso, la vida y los demonios de un periodista.