viernes, 24 de septiembre de 2010

Mirna Santos: "Amín sigue siendo mi héroe"

Extracto del libro Las viudas de los Doce Años, de la periodista dominicana Ruth Herrera

"A las seis de la mañana, los toque de la Policía nos despertaron. Salgo al balcón y veo que estamos rodeados. Corro donde Amín que manda a abrir la puerta en lo que él se cambia. En lo que suben a la segunda planta sale Amín y les dice yo soy el que ustedes andan buscando. En ningún momento se resiste. Nos sientan en un sillón, el niño de dos años con nosotros, y vemos al fiscal Tucídides Martínez (hermano del periodista Orlando Martínez, asesinado cinco años después) y al teniente de la tropa gesticulando en la cocina. Yo lloro y lloro, presa del terror. Ernesto pregunta por qué mami llora y Amín le dice es que tu mamá no es guapa, cántale La cucaracha para que vea que tú si eres fuerte. El niño había aprendido a cantar en el colegio.

Viene Tucídides Martínez, dice que se va y Amín que no, usted no se puede ir, usted es la única esperanza que tenemos de salir bien de aquí, usted es el responsablede nosotros, usted no nos puede abandonar...Qué va, temblando, se escapa y el teniente de la patrulla dice que va a hacer una llamada para que le den la orden de llevarlo y Amín, pero usted no nos puede dejar solos con éstos. Los del servicio secreto se habían acercado. También el teniente nos deja. Entonces viene Hermógenes, bueno Amín, cállate y vámonos. Amín dice no me voy hasta que llegue el teniente, yo no me voy con ustedes. Empieza el forcejeo, Amín se me pega, yo halándolo, el niño en medio gritando. Pero nos separan, sacan a Amín, trancan la puerto por fuera, yo la empujó inúltimente. Oigo un tiroteo muy grando y salgo al balcón, ayúdenme, Amín, Amín está herido, es lo que creo.

La gente se arremolina afuera, pero la policía no deja pasar a nadie. Pasa un periodista de apellido Jerez en un motor y con su carné se acerca y yo le digo Amín está herido, no me percato de la sangre que corre por la calzada. El se asoma a las escaleras, vuelve y niega con la cabeza. Aparece el teniente corriendo, pero qué tú has hecho y Hermógenes, lo que tú sabías que teníamos que hacer, no te hagas. Suben a un carro blanco y se van. No recuerdo cuánto tiempo pasa, el niño llora y alguien me toca el hombro, cámbiese que ténemos órdenes de llevarla, me dice el teniente. Me doy cuenta que estoy embarrada, de pipí y pupú, se me había salido todo. Baño el niño y me baño yo. Al salir, dice el teniente agárrese de mí, que va a ver algo muy desagradable. Amín, desparramado sobre las escaleras, lleno de sangre, el cráneo destrozado. No había otro lugar para salir. Le pasamos por encima.

El niño quedó muy afectado que no podía controlar sus esfínteres y cada vez que veía a alguien en el suelo le daban ataques de histeria. Lo tuvimos en tratamiento sicológico hasta los 10 años. Uno se queda con la angustia, con el sufrimiento, con los recuerdos que se remueven por dentro. Es díficil darle paso al perdón. A mis hijos los he criado sin rencores y agradezco mucho a la familia de Amín que tampoco ha fomentado eso. Ernesto y Amín harán su propio análisis al final de la jornada. Ambos son estudiantes excelentes y, aunque no son militantes políticos, tienen conciencia de los cambios que amerita la sociedad. Tampoco tenemos que vender nuestro dolor y nos hemos mantenido al margen de cualquier tipo de oferta, de este gobierno las han habido".

Santo Domingo, 1996.

Hoy se cumplen cuarenta años de su asesinato.

martes, 21 de septiembre de 2010

Día cuarenta y siete. Ni con el pétalo de un libro


A propósito del libro de René Fortunato sobre el gobierno de Juan Bosch

No estaba en mi agenda, así que no pude evitar la sonrisa cuando pasadas las 5:00 de la tarde el editor de cierre me dijo que me tocaba cubrir la puesta en circulación del libro “La democracia revolucionaria”, sobre el gobierno de Juan Bosch, escrito por el cineasta René Fortunato.

De ese libro, hasta ese momento, solo había escuchado lo relativo a una controversia generada por uno de sus prólogos. Parece que el historiador Frank Moya Pons puso en tela de juicio las acciones del presidente Bosch en sus últimos años de ejercicio político.

Dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), del cual Bosch fue fundador y que actualmente dirige el gobierno, tronaron contra Moya Pons. El presidente del Senado, el peledeísta Reinaldo Pared Pérez, formó parte del trueno…al parecer no se percató del párrafo a pesar de que la obra fue auspiciada por el organismo que dirige. ¿No lo había leído?

Bueno, fuera del dime y direte político-histórico, estaba ansiosa por saber que tal iría la puesta en circulación del libro, que se presentó nada más y nada menos que en la sala principal del Teatro Nacional. A las ocho en punto estaba en la puerta del teatro.

Protestas y declaraciones
Lo primero que vi cuando bajé de la camioneta del periódico fue a un grupo de peledeístas, pósters de Juan Bosch en mano, repartiendo volantes en los que se oponían a la puesta en circulación del libro hasta tanto no se retirará el prólogo de Moya Pons.

El grupo no sobrepasaba las 12 personas. Contrario a otras protestas vistas, y quizás por el escenario en que estaban, no vociferaban ninguna consigna sino que, simplemente, se acercaban a los que llegaban y les pasaban un volante explicándoles en pocas palabras sus razones. Muchos les pasaban de largo.

La protesta la encabezaba Luis de León, uno de esos funcionarios que están en todas…en todas, y que son muy amigos de las cámaras y las grabadoras. “Mentiras, oprobios y absurdos” fueron algunas de las palabras utilizadas para describir el controversial prólogo.

No pase mucho tiempo curioseando la protesta y me dirigí al vestíbulo del teatro. Mucha elegancia, muchos trajes oscuros, muchos funcionarios. Con grabadora en mano atrape en medio de una declaración al presidente del Senado. “Yo aclaré el tema en una carta que le dirigí (a Fortunato)…si el párrafo se mantiene, para una segunda edición que no cuente con el Senado”.

La advertencia estaba hecha. Aunque viendo el afán de los presentes preguntando por el libro, que costará mil 500 pesos, no creo que Fortunato tenga problemas para el financiamiento de una segunda edición.

Corriendo entre colegas y gente me acerque a Fortunato, quien en otro extremo del vestíbulo daba declaraciones. Dijo que no podía cambiar nada de su libro y no quería, y menos de un prólogo cuyo autor no era él. “Eso en vez de criticarse debe enaltecerse, porque quiere decir que realmente estamos en democracia". Invitó a los que discrepan con Moya Pons a debatir con ideas y respeto.

Y se fue un poco más lejos y dijo que era bueno que “un organismo del Estado como el Senado este auspiciando una obra contradictoria a sus criterios políticos”. La controversia siempre vende.

El acto
Adentro la sala estaba llena. Pregunté por el libro y me dijeron que al final de la actividad estaría a la venta. Bajando las escalinatas me encontré con el historiado Franklin Franco. Lo saludé. Hace unos años fui su asistente.

Sigo bajando y me doy cuenta que no hay lugar para la prensa, así que me acomodo en uno de los asientos vacíos cercanos al escenario. A mi lado se sienta el periodista José Rafael Sosa. El acto empezó enseguida. La presentadora Lissette Selman introdujo la actividad con datos sobre la vida y obra de Bosch (quien fue escritor y de los mejores) y de su corto gobierno de siete meses, cercenado por un golpe de estado que este sábado cumplirá 47 años.

Un corto gobierno que fue el primero democrático después de la dictadura de Trujillo. Gobierno que encabezó con el 60% del favor del electorado. Gobierno que obtuvo con la bandera del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) que fundó en el exilio. Si, a Bosch le alcanzó el ejercicio político para fundar dos partidos, que ahora son antagonistas.

Palabras Pared Pérez: todo lo bueno y grandilocuente de Juan Bosch. Palabras de César Pina Toribio, ministro de la Presidencia y quien hizo otro de los prólogos del libro: enfatizó lo dicho por Pared casi a modo de respuesta a la controversia. “Un gigante de la dignidad y la nobleza” y que, aseguró, “avisó a los dirigentes de su partido del progreso de su enfermedad” (Bosch sufrió Alzaimer al final de su vida) y “propició un traspaso de poder en su partido” que otras organizaciones no hicieron. Ambos elogiaron el trabajo de Fortunato.

René no abundó mucho. Agradeció, ponderó y explicó. El libro es producto del guión que hizo para el documental que presentó el año pasado “Juan Bosch, presidente en la frontera imperial. Más de 400 páginas y más de 300 fotos dijo que tiene.

A continuación, lo formal. Fotos del vicepresidente entregando el libro al ministro de Cultura y al de Educación. Fin de la presentación. Moya Pons no estuvo entre el público que llenó la sala. Cuando llegué a la redacción me dijeron que está de viaje.

Los vídeos
Formalidades finalizadas, llegó el turno de los vídeos. Promociones del cine documental. Imágenes de Salvador Allende, que me aguaron los ojos, patrocinaron un documental sobre su gobierno también derrocado. Le fue peor que a Bosch. Lo sacaron muerto de La Moneda.

Después, otro vídeo promocional. Imágenes de los documentales de Fortunato. Menos mal que ha rescatado esa historia reciente, a la que más fácil se le echa tierra. Mi favorito de todos es La Violencia del Poder, cuyo protagonista es el “Padre de la Democracia” Joaquín Balaguer.

Ya eran las 9:30 de la noche cuando proyectaron un reportaje sobre el libro en cuestión y del gobierno de siete meses de Bosch. Opiniones de varios historiadores, proceso de producción, datos. Momentos memorables de aplausos, muchos aplausos.

Bosch y su discurso de toma de posesión, aplausos. Bosch y sus medidas de gobierno (en la que aseguró que mando a revisar la maleta de su esposa cuando llegó de un viaje para dar ejemplo con el tema de las Aduanas), más aplausos. La sala estaba oscura, así que no podía ver quienes aplaudían, pero mi sentido de orientación sonora me dijo que todos esos efusivos aplausos provenían del público de las butacas de atrás.

El historiador Luis Gómez: “Es un buen trabajo para que muchos peledeístas que no conocen el discurso de Bosch, lo conozca y suelten el de Balaguer”. Aplausos. El historiador Franklin Franco: “un material que, y me disculpan, esta alejado del apasionamiento de otros libros”. Otro historiador, que lamentó no haber apuntado su nombre: “Pone nombres y apellidos a los conspiradores que derrocaron a Juan Bosch”. Aplausos

El historiador y dirigente del PLD Euclides Gutiérrez Félix, quien más espacio tuvo en el reportaje: “Pone las cosas en su justo lugar. Espero que muchos enemigos ideológicos de Bosch corrijan sus errores”. Más aplausos.

Se acaba el reportaje. Faltan pocos minutos para las 10:00 de la noche. ¡El cierre del periódico! Me voy.

Compraré el libro.

P.D. Hoy en la mañana leí en el Listín Diario la línea del párrafo en cuestión y dice: “su compleja personalidad confundía hasta a sus propios colaboradores dentro y fuera del gobierno”.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Día cuarenta y seis. Museo de dictadores

Yo quiero un Museo de los Dictadores Dominicanos. No sólo de Rafael Leonidas Trujillo Molina. No. De todos los dictadores. Buenaventura Báez, Ramón Cáceres y Ulises Francisco Heureaux (Lilis).

Algo si me gustaría copiar de la iniciativa del diputado del PRD Leivin Guerrero, que el museo tenga sede en San Cristóbal, ya que el dictador que más tiempo duró en el poder es oriundo de ahí. La ciudad del Jefe de los 30 años, la ciudad de Trujillo.

¿No son parte de nuestra historia? Pues vamos a conocerlos, de cuerpo y acciones enteras. Sus muertos, sus políticas de arrendamiento, de deudas, sus persecuciones, sus ideologías (la de creerse dueños de un país). También sus creaciones, sus construcciones, su “progreso” a costa de mucha sangre.

El museo también tendría un mausoleo. No sólo los restos de Trujillo. Vamos a acomodarlo a él junto a Báez, a Mon y a Lilis. Todos juntitos, como buenos correligionarios. A Ramón Santana no lo vamos a poder tener ahí, recuerden que está en el Panteón Nacional. Aunque arrebató el poder e hizo con él lo que le dio la gana (lo que incluyó el fusilamiento de varios independentistas y la venta del país a España para convertirla de nuevo en colonia), sus tropas lucharon las guerras que nos dieron estatus de nación. Si quiere obviar ese hecho, no hay problema.

Vamos a dejar el desgano por la historia. Vamos a arriesgarnos a vernos en esos espejos. Vamos a mostrar todas las caras. Vamos a ver a los antihéroes, así quizás podamos reconocer lo mucho que aún nos queda de ellos y, quizás, nos dé por exorcizarnos.

Vamos ¿A que le tememos?