miércoles, 25 de noviembre de 2015

Un sistema que no basta

Entrevistando a Fermina. Foto: Miguel Rojas.

El año pasado conocí a Fermina Molina. Vivía en un pequeño cuarto en el sector La Piña, de Cienfuegos, en Santiago. Se había separado de su pareja, quien durante años la golpeó y maltrató. En ese entonces le negaba la manutención a sus hijos, tres niños.

Escribí la historia de Fermina, la titule "Sobrevivir a la violencia". Después de denunciar, de buscar protección y ayuda, Fermina tenía pocos caminos y mucha esperanza.

La contacté luego. Supe de los fracasos con las audiencias de manutención. El decía que era empleado de un colmado y que ganaba menos de 7 mil pesos. Fermina sabía que era dueño de ese colmado, el que levantaron juntos. Me dijo que había traspasado la propiedad a su madre. Me aseguró que su ex pareja tenía lazos de influencia, protección.

Un día la llamé y ya su número estaba fuera de servicio. Llamé al de su tía y pasó lo mismo. Contacté al Núcleo de Apoyo a la Mujer (NAM), espacio donde Fermina encontró ayuda psicológica y legal. Me informaron que seguía con el proceso de reclamo de partición de bienes, pero que la situación de dificultad por la falta de empleo y sin obtener la manutención la llevó a entregarle a sus dos hijos mayores al padre. Se quedó con la pequeña, su hija de tres años.

Por tres ocasiones recibí información del NAM sobre Fermina, sin poder contactarla por vía telefónica. Paute una visita que no pude hacer.

Hace pocos días supe que Fermina ya no vivía en Cienfuegos. No pudo más. Sin empleo, sin nada que ofrecer a sus hijos, tuvo que acceder a entregar la niña a su padre. "Él se la quitó", me dijeron.

Fermina se fue al campo, no se a cuál. Retiró la demanda de partición. Me dieron otros números donde llamarla. Están fuera de servicio.

¿Cuántas Ferminas andan por ahí? ¿Cómo ayudarlas?

Cada noviembre las historias. Dicen algunos que las mismas historias, el mismo discurso. Ayer me dijo la periodista Belkis Genao, quien hace 15 años inició a sistematizar la cuenta de los feminicidios y que tuvo que contar también a su hija como una víctima, que "se habla mucho y se hace poco".

¿Qué hacer para hablar menos y hacer más?