miércoles, 8 de septiembre de 2010

Día cuarenta y seis. Museo de dictadores

Yo quiero un Museo de los Dictadores Dominicanos. No sólo de Rafael Leonidas Trujillo Molina. No. De todos los dictadores. Buenaventura Báez, Ramón Cáceres y Ulises Francisco Heureaux (Lilis).

Algo si me gustaría copiar de la iniciativa del diputado del PRD Leivin Guerrero, que el museo tenga sede en San Cristóbal, ya que el dictador que más tiempo duró en el poder es oriundo de ahí. La ciudad del Jefe de los 30 años, la ciudad de Trujillo.

¿No son parte de nuestra historia? Pues vamos a conocerlos, de cuerpo y acciones enteras. Sus muertos, sus políticas de arrendamiento, de deudas, sus persecuciones, sus ideologías (la de creerse dueños de un país). También sus creaciones, sus construcciones, su “progreso” a costa de mucha sangre.

El museo también tendría un mausoleo. No sólo los restos de Trujillo. Vamos a acomodarlo a él junto a Báez, a Mon y a Lilis. Todos juntitos, como buenos correligionarios. A Ramón Santana no lo vamos a poder tener ahí, recuerden que está en el Panteón Nacional. Aunque arrebató el poder e hizo con él lo que le dio la gana (lo que incluyó el fusilamiento de varios independentistas y la venta del país a España para convertirla de nuevo en colonia), sus tropas lucharon las guerras que nos dieron estatus de nación. Si quiere obviar ese hecho, no hay problema.

Vamos a dejar el desgano por la historia. Vamos a arriesgarnos a vernos en esos espejos. Vamos a mostrar todas las caras. Vamos a ver a los antihéroes, así quizás podamos reconocer lo mucho que aún nos queda de ellos y, quizás, nos dé por exorcizarnos.

Vamos ¿A que le tememos?

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