
Otros soñadores se le unieron y juntos empezaron a hacer realidades. De tres en tres, contagiaron a muchos. Unos, en un delirio sincero de su libertaria enfermedad, deshicieron grilletes. Otros, ocultos y rapaces, se confundieron tras mascaras para luego destrozar a golpes de ambición la recién nacida nación.
Y lloró. Desde dentro. Exiliado y repudiado. ¡Cruel primer aniversario! Declarado traidor, huérfano de su recién logrado sueño. Rodó la sangre de los delirantes, pecho en alto y ruedos amarrados, como un regalo oprobioso a la Patria.
Lejos siguió construyendo. Su sueño, que se convirtió en el de muchos, había sido mancillado, pero no destruido. Entregó hasta el último aliento de sus pasos, sin esperar más nada que ver aquella soñada Patria, hija de su azul promesa, plenamente herida de golondrinas y cantos.
Y en la tierra de otro hacedor de libertades, se agotaron sus pasos y se apagaron sus ojos. Olvidado, tristemente grande, nuestro soñador, nuestro Juan Pablo Duarte, extrañó la Patria, aquella parida por sus manos, y la de muchos otros, la digna Patria de sus sueños. La digna Patria de nuestras realidades.
4 comentarios:
Argenida querida: Cuantos dias que no leia tus blogs, aqui estoy otra vez.
Sabes que nuestro Duarte murio en tu tierra en Venezuela..........
No había visto ese comentario.
Sí, murió en Venezuela.
Es una gran pena para todos que desde el principio y hasta nuestros días haya habido tantos traidores de los nobles ideales que fundamentaron las luchas por la independencia de la patria dominicana. Ya Duarte había advertido en su época que mientras no se escarmentara a los traidores como se debía, los buenos y verdaderos dominicanos seguiríamos siendo víctimas de las viles maquinaciones de toda esa gente que desde entonces sólo ha buscado y se ha servido del poder para su propio provecho, en desmedro de los demás, perjudicando a un pueblo que necesita reivindicar su dignidad a través de la justicia y la solidaridad social... Algún día tendrá que ser... Eso esperamos, por eso luchamos. ¡Loor al alma de Duarte y los trinitarios! ¡Salud a ti, amiga!
Ya lo has dicho, Orlando.
La impunidad.
Bueno verte por aquí.
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