martes, 5 de abril de 2011

Día (día) del periodista

Me gusta escribir, leer e investigar. Esas fueron mis razones para escoger el periodismo como carrera. Tengo cuatro años de ejercicio, y unos cuantos meses que le puedo sumar de mi pasantía. He visto y oído muchas cosas. He tenido buenos maestros fuera de las aulas de la universidad. He aprendido y fallado. Me he cansado, tirado la toalla y la he vuelto a recoger.


Pero hoy, que es el aniversario de la aparición del primer periódico en lo que un día sería la República Dominicana, me debo una reflexión y la quiero compartir.


En este día quisiera tomar una bocina capaz de ser escuchada por cada persona de este país, para decirles que la mayoría, sí, la mayoría de los periodistas son, somos, gente que camina, sufre, vive, deja, cae y continúa. Que la mayoría, sí, la mayoría, ama lo que hace.


Sí, hoy tengo ganas de defender, de odiar la generalidad que escucho de la boca de tanta gente. Detesto que a esa mayoría nos metan en el mismo saco de los “periodistas cobra cheques”. Me duele que los colegas que trabajan, sí, TRABAJAN en instituciones públicas, cumpliendo un horario, haciendo el trabajo de cinco por el salario de dos, tengan que aparecer en las nóminas con aquellos que cobran como botellas y, cuando hacen esas “investigaciones” no sepan diferenciarlos y acaben siendo señalados por un delito que no comenten.


Admiro y lamento que muchos de mis colegas tengan que tener dos trabajos. Veo a mi compañero de horario de cierre del periódico que se levanta a las siete de la mañana, empieza su labor en una institución pública a las 8 de la mañana y sale a las tres de la tarde para empezar a trabajar en el periódico una hora después. A veces el cierre pasa de la medianoche y ese es el fin de su día de labor. Sé de muchos otros colegas con este mismo horario.


He visto colegas rechazar dadivas, “botellas”, favores, cumplidos con segundo interés. He visto a colegas perder su empleo por no prestarse a sinvergüencerías. He visto a muchos colegas renunciar de sus medios por mantener una posición, por el hastío de lo mal hecho. He visto funcionarios poner cara de burla frente al periodista que le denunció, y cuya denuncia no es convertida en una acción, una denuncia que es pagada con impunidad.


He visto a muchos negarse a obtener privilegios que entienden no merecen. A esconder su carnet de periodistas sus días libres y no usarlos para ir a una área VIP o de prensa porque no están ahí para cubrir esa actividad. He visto a muchos colegas mover cielo y tierra para ayudar al que no conocen. A los que, sin ejercer en ningún medio tradicional, se mueven al lugar más apartado con sus propios medios para mostrar una situación que debe ser mostrada.


He visto a colegas seguir arriesgándose, fuera y dentro de los medios. Buscar alternativas para no sucumbir, para mantener la cabeza en alto. He visto mucha más dignidad que indignidad, mucha más entereza que debilidad. He visto a muchos saberse no dueños de la verdad, sino deudos de la responsabilidad de su vocación. He visto colegas que no hablan de ética, sino que viven con ética.


He visto esto y me enorgullece verlos y sentirme apelada ante el ejemplo de estos colegas, que sí, son la mayoría. La mayoría que vale y valdrá siempre.


Feliz Día del Periodista, con mayúscula, a ellos. Las minúsculas son para los que no caben aquí.



3 comentarios:

Jhonatan Liriano Lizardo dijo...

Este artículo es tan justo como necesario. Pienso que esta clase de trabajadores sociales que describes necesita y debe integrarse, como hacen sus colegas en otras partes del mundo. Siempre que acaricio la idea, tu nombre se pone en la lista de aliados posibles. Luego te invito un café pa que hablemos del tema. Mis abrazos, respeto y admiración.

Amada dijo...

Excelente! Creo que este artículo debe ser difundido, que sea reinvidicado el conepto que tienen la mayoría de los periodistas. Feliz día!

Víctor Manuel Ramos dijo...

Un poco tarde, pero voy a decir algo... Creo que en la conducta que describes hay un problema mayor de una cultura de corrupción que no le es ajena al periodismo del país. Yo te diría que de este lado del charco hay mucho más cuidado con eso, según mi experiencia, y que si hay quienes abusan de privilegio son una minoría. En todo caso, la mejor apreciación del papel que desempeña el periodista se puede desprender, tal vez, de los lugares donde no hay periodistas -- los regímenes totalitarios donde hay una sola voz oficial y el derecho de expresión es un bien deseado.