lunes, 24 de febrero de 2014

Venezuela, mirada desde dentro. Jorge Gómez Jiménez

Desde República Dominicana la actual situación política y social de Venezuela nos puede resulta brumosa, poco clara, sobre todo con la marcada tendencia a la manipulación informativa desde los medios gubernamentales y opositores venezolanos. Decidí, pues, conversar con dos periodistas venezolanos, el primero de ellos es el también editor y escritor Jorge Gómez Jiménez, con el fin de ver con más detalle lo que ocurre en Venezuela y el porqué ocurre.

Jorge Gómez Jiménez. Foto Letralia.
"Venezuela está aquejada por una delincuencia desmedida"

Para los que miramos desde afuera nos resulta confuso las razones que movieron las protestas. ¿Por quienes fueron convocadas las manifestaciones de la oposición? ¿Cuáles fueron las razones de esa convocatoria?
Venezuela está aquejada por una delincuencia desmedida en todos los ámbitos. Uno de los sectores más afectados es el universitario, pues las universidades por su estructura y por otras razones son espacios abiertos. Las incursiones cada vez más frecuentes de hampones a los recintos universitarios originaron una serie de acciones del sector estudiantil. Se realizan marchas de estudiantes en todo el país para protestar contra la inseguridad y en el Táchira (estado fronterizo con Colombia) son detenidos cuatro estudiantes. Dirigentes de la oposición encabezados por Leopoldo López convocan a una gran marcha en Caracas para el 12 de febrero para exigir la liberación de los estudiantes, así como respuestas efectivas del Gobierno al problema de la inseguridad.

¿Se han determinado las causas de la explosión de violencia en las marchas del 12 de febrero?
El Gobierno alegó la presencia de elementos violentos infiltrados en las manifestaciones estudiantiles, pero el equipo periodístico de la Unidad de Investigación del diario Últimas Noticias estableció, en un trabajo que está publicado en la Web (http://bit.ly/1oYCT5i), que hubo efectivos uniformados y civiles disparando contra los manifestantes. Es entonces cuando matan a uno de los estudiantes y se enciende la mecha de la violencia que no se ha apagado hasta hoy. Ese día habría otros dos muertos, y desde entonces otros ciudadanos han perdido la vida.

¿Por qué se está hablando de censura a los medios de comunicación? ¿De qué manera el gobierno está censurando a los medios venezolanos?
Desde los tiempos de Hugo Chávez el Gobierno venezolano ha convertido en trincheras ideológicas sus medios de comunicación —como el canal del Estado, Venezolana de Televisión—, y con el mismo objetivo ha creado otros nuevos —como es el caso del canal Telesur o del diario Correo del Orinoco. A los medios privados que intentan hacer un periodismo sin cortapisas se les imponen presiones fiscales o legales, o se les ponen obstáculos para la importación de papel. Entre los casos más conocidos estuvo el de Radio Caracas Televisión, uno de los canales más antiguos del país, que mantuvo una posición contraria al Gobierno y simplemente se le denegó la renovación de la concesión radioeléctrica, lo que técnicamente es un cierre. Otros medios han sido objeto de multas astronómicas, generalmente torciendo argumentos legales a través de las herramientas con que cuenta el Poder Judicial, que como todos los poderes en Venezuela está plegado al criterio del partido de gobierno. Por último, y usando para ello consorcios económicos afectos al Gobierno, se ha llegado a comprar los medios adversos para cambiar posteriormente el personal y la línea editorial.

Entre las causas del malestar que afecta a Venezuela, de acuerdo a lo leído y visto en agencias noticiosas desde hace varios meses, están la escasez de alimentos y artículos. ¿Qué tan grave es la situación y a que se atribuye esta escasez?
Es un problema complejo, pero en esencia tiene sus raíces en la vocación intervencionista del Gobierno, que ha expropiado centenares de empresas (que luego bajan ostensiblemente su producción o simplemente cierran) y ha construido todo un tinglado legal con la pretensión de controlar la economía por medios artificiales. Por otro lado está el problema de los dólares: se han dilapidado las reservas del país, se ha contraído una deuda de más de 40.000 millones de dólares con China y un control de cambio vigente desde 2003 sólo ha servido para engordar un mercado cambiario paralelo en el que el dólar cuesta —para cuando escribo esto— 87,75 bolívares. Por las vías regulares cuesta 11,70 bolívares, pero para adquirirlo hay que pasar por una increíble maraña de controles, que en vano tratan de evitar la fuga de divisas y, por el contrario, dificultan la importación de bienes y materia prima, y propician todo tipo de negocios turbios con el diferencial cambiario. Todo esto no ha hecho más que reducir la fuerza productiva del país y estimular el contrabando y la corrupción, lo que ha degenerado en una escasez sin precedentes que ha afectado, por ejemplo, al sector salud: en este momento buena parte de los laboratorios del país están imposibilitados de realizar exámenes simples por falta de reactivos, y es muy difícil conseguir medicamentos para enfermedades como la diabetes o el sida. Tampoco es posible conseguir papel higiénico, leche, aceite, azúcar, cosas así de básicas. Y cuando llega uno de estos productos a un supermercado, la gente debe literalmente pelearse por obtenerlo (puedes verlo en http://youtu.be/ydFnVxeCpR8 o en http://youtu.be/1Tx8kyp988I). El Gobierno tiene desde hace varios años un programa de mercados populares en los que sí se consiguen estos productos, pero ni siquiera en ellos el abastecimiento es constante y el consumidor —que ha tenido previamente que hacer largas filas antes de acceder a los productos— no puede comprar lo que necesita, sino lo que el oficial de turno preestablece como permitido.

Al parecer Henrique Capriles y Leopoldo López tienen criterios diferentes para hacer oposición frente al gobierno de Nicolás Maduro. ¿Está la oposición dividida?
En esta coyuntura Capriles ha defendido una posición que podría definirse como un enfrentamiento suave, más enfocado en el diálogo, en la exposición de los problemas y en la exigencia de soluciones. Leopoldo López no es contrario a esta postura, pero sí ha sostenido la necesidad de salir a la calle a protestar contra el Gobierno. Claro que hay que agregar el elemento de tres derrotas electorales recientes de la oposición; las mismas han sido atribuidas a manipulación de los resultados por parte del Gobierno, pero igual han quebrantado en alguna medida la cohesión de los factores que hacen vida común en la oposición.

Para los que no vivimos en Venezuela, Leopoldo López nos parece un recién llegado. ¿Cuál es la incidencia política de López? ¿Es considerado como líder opositor de peso?
No es un recién llegado; al contrario, ha desarrollado su carrera paralelamente a la de Capriles. Éste ha sido más conocido en el exterior porque fue el abanderado de la oposición tras unas elecciones primarias y le tocó enfrentar al Gobierno en dos elecciones presidenciales sucesivas (contra Hugo Chávez y, a la muerte de éste, contra Nicolás Maduro). López es un egresado de Harvard que ha sido electo dos veces alcalde de uno de los municipios más importantes de Caracas, y es un líder que en esas elecciones primarias decidió declinar en favor de Capriles, en un movimiento que favoreció muchísimo la candidatura de éste, en el entendido de que el objetivo importante era ganar la Presidencia de la República y no la afirmación de líderes sectoriales. Las dos derrotas sufridas por Capriles pueden haber producido alguna desconfianza entre sus seguidores, y esto ha redimensionado el liderazgo de López.

¿Qué mecanismos legales tiene la oposición para sacar a Maduro del poder y cómo podrían ser aplicados?
La Constitución de Venezuela establece que todo cargo público es revocable. Para revocar al titular de un cargo de elección popular —incluyendo al Presidente de la República— es preciso esperar hasta que haya cumplido la mitad de su período para, con el apoyo formal, mediante firmas, del veinte por ciento del electorado correspondiente, solicitar la realización de un referendo revocatorio. En el caso del Presidente, la mitad del período se cumplirá en 2016.

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