miércoles, 1 de octubre de 2008

Alicia y el país de mis maravillas


Conocí a Alicia cuando tenía ocho años. La encontré escondida entre las enciclopedias atesoradas por mi padre en el librero. “Pregúntale a Alicia: diario intimo de una chica drogadicta”, leí en la portada del libro, de autor anónimo, con la imagen del rostro triste de una muchacha.

No entendía mucho el significado de la frase que acababa de leer, pero estaba feliz. Inicie mi lectura esa tarde a escondidas. Sabía que por alguna razón este libro había sido puesto fuera de mi alcance, y no quería correr el riesgo de dejar a Alicia a mitad de camino.

Desde las primeras páginas descubrí que era distinto a todos los que hasta ese momento había leído. La historia de Alicia despertó mi gusto por la narrativa y el deseo de expresar lo que sentía y vivía a través de las letras. Mis primeros pasos como futura periodista.

Tras despedir a Alicia en la última página de su diario, quise también contar mis historias. Papel y lápiz en mano empecé a tomar apuntes de todo lo que ocurría a mí alrededor, lo que me llevó a descubrir la existencia de un mundo más allá de las seguras rejas de mi casa, ubicada en un barrio de Petare, en Caracas, ciudad en la que nací el 20 de diciembre de 1980.

Con el tiempo mis narraciones infantiles fueron permeadas por una realidad que se hizo tan concreta como mis letras. Un día de marzo de 1989, varios militares armados caminaban por las calles. Desde la ventana observe la escena, mientras escuchaba el sonido de disparos a lo lejos. El Caracazo no sólo cambio Venezuela, también marcó el inició de una nueva vida en otro país con otras historias que contar.

Llegue en julio de 1990 a República Dominicana, lugar de nacimiento de mi madre. Entonces mis narraciones fueron marcadas por la ausencia de mis padres, quienes emigraron a Estados Unidos, y por las inquietudes sociales despertadas en mis años de adolescencia.

Al finalizar mis estudios secundarios debía tomar una decisión. ¿Qué carrera elegir? Repase algunos de mis viejos apuntes. Los latidos de mis historias me llevaron en septiembre del año 2000 a la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

En el transcurso de mi formación universitaria descubrí la escritura como vía de compromiso social, encauzando al periodismo hacía el ámbito de un ejercicio que permita exigir y luchar por una sociedad más justa.

A finales del 2003 realice mi pasantía en la sesión de internacionales del periódico El Caribe. Obtuve el titulo de Licenciada en Periodismo en febrero del 2006, luego de presentar mi tesis “Participación de la mujer en los noticiarios transmitidos por los canales de VHF en Santo Domingo”.

El primero de marzo del 2007 ingrese como reportera y asistente de edición en el periódico digital Clave Digital, donde labore hasta julio de este año. En agosto del 2008 inicie mi trabajo como reportera en el periódico impreso Diario Libre.
Tengo otro espacio cibernético El diario de la Rosa, un espacio para dejar fluir la poesía que me acompaña.

Este blog es otra puerta por donde, de manera más personal, pretendo seguir expresando con palabras los puentes que me unen al mundo que, junto a Alicia, descubrí más allá de mis fronteras.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y gracias por llevarnos de la mano, a ese, tu mundo.
Gracias por montarnos en el lomo de palabras bellamente certeras.
Te doy un fuerte abrazo de bienvenida, a ti, y a este nuevo hijo.
im

Unknown dijo...

Me encanta! No sabía que tenías otro blog. Sigue abriendo puertas amiga. Besos. Bea.